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Categoría: Historias Pasadas

amistad profana; episodio antepenultimo.

ya todo habia vuelto a la normalidad. era noviembre de 1809: los arrieros trabajando de sol a sol y la conducta del patron aunque ya no era notable aun se daban pequeños sucesos y rara vez. era martes y habia pasado un año; anselmo acababa de llegar a su terruño tocadas las cinco; colgo su cantimplora de guaje en una abertura del cuarto y espero a que Delfina, una tia solterona en la cuarentena que de vez en cuando se quedaba para servirle. siendo un hombre solo y conociendolo de chiquillo: le preparaba la comida. hedor de mole bien guisado y tortillas de comal llegaban al olfato. habia pasado un largo silencio cuando anselmo dijo:

- tia delfina: ¿ ha visto a Ramon ora? hace unos meses que el condenado no se aparece y yo nomas lo busco. pos ya sabe, cosas de hombres.

- ah! no sabria decirte; ese muchacho es un vago. ¡ah! ya recorde; salio con su prole a Zamora. ya ves que como aun no pega con su oficio aun le ayuda a su tio viejo. ah! con ese.- deja suspensa la frase para evitar alguna recriminacion del sobrino. este no lo nota y no objeta nada.

- por cierto, anselmo: me han dicho que te quedas mas de la hora rendiendo el jornal. ¿ porque hay rumores?

- ¿ que clase de rumores? lo digo porque mis compañeros me tienen cizaña desde casi siempre.- dijo el, algo desconcertado.

- que.- callo unos segundos-. que tu, no s e, te quedas en el despacho del patron o que se yo: las habitaciones de enfrente. y de eso ya han pasado unos meses. por eso, exijo saber si es cierto eso.

- pero tia.- dice con tono casi dulce-. uste quien es pa´meterse chismes en la azotea. le digo que esa gentuza me tiene mal aire. asi, si rindo lso creditos saldre de ahi y a ver si en el sur hay otra hacienda. donde no haiga mala chusma.- gruñe-. ademas: yo ya soy un hombre mayor pa´resolver mis cuitas, sin ofenderle tia.

- ya lo se, hombre.- dice, para evitar alguna discusion fuera de lugar y quitandose el rojizo del rostro si hubiera sido cierto eso. que se rumoraba por los rincones.- pero ya ves que somos gente pobre y los ricos nomas nos miran como gentuza que somos. por eso no te metas en lios.

- ya ve que no, yo soy un hombre muy seguro de sus actos.- afirma. la tia sonrie y torna a la cocina donde hace falta destronar granos de maiz. el sigue devorando. al menos, se halla tranquilo de que nadie supo de esa aventura con el ruin a la que ya renuncio y por eso quiere irse a buscar otros nidos. ha recapacitado y aun ama a su amigo sin intencion homosexual, que ni el la describe a secas. asi, sigue comiendo. al salir de la mesa, se dedica a cargar los rifles para la ronda de esa noche. la tia hace unas horas que se ha marchado con sus primas. una de ellas, Maricela, apoyandole en su divorcio casi eterno. ahora solo quiere zafarse de las engorrosas garras de quien un dia fue su amo. ahora visto con ojos criminales: una diferencia entre el cariño filial y otra en algo execrable en ese tiempo. aun asi, solo quiere poner peis en polvorosa. no se lo dira a su amigo pero. es tarde para buscar conclusiones; algunos conocidos que trtan con ambos amigos le han visto fortuitamente y lo han desenmascarado, sabiendo al punto su acto carnal y aunque gente poco instruida tambien es gente opuesta a las normas sociales; solo aceptando las de la corona; los criollos pueden ser acallados, mas la gente baja ser castigada por el virrey. eso lo saben muchos. y chocando los preceptos y lo convencional, sus conocidos han tomado las riendas, aunque salga alguien perjudicado. mientras, su amigo regresara al dia siguiente: pues no hubo mucha labor en las haciendas para arreglar los muebles terciados y la gente se ha impresionado con los discursos de un cura recien salido del seminario; un apellidado morelos. ellos, tomando el consejod e clientes y vecinos acudieron un dia a la iglesia y apenas los ha convencido. si un dia regresan, sabran lo que deberan hacer si brota algo, un movimiento. mientras, su carreta con objetos y herramientas traspasa el trecho hacia Queretaro. Ramon queire contarle todo a Anselmo, hace mucho sin verlo. "como le van a gustar los lios de la bola y a ver que fue de el!" piensa el, algo entusiasmado. el vehiculo camina lento, oyendose solo los ladridos de perros en haciendas cercanas o el mugido de vacas ordeñadas por peones. la atmosfera es apacible, solo en apariencia. ¿ cual sera el final de este relato? lo sabra, quien lo lea.(continuara)
Datos del Cuento
  • Autor: Anonimo
  • Código: 20655
  • Fecha: 16-01-2009
  • Valoración:
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