¿Cómo será hacer el amor con ella?
Es un misterio que me desvela porque toda ella es un misterio.
Una habitación con luces violetas, amplia y ventilada. Estoy sentado en silencio, sobre un costado de la cama, contemplando como las sábanas apenas cubren su sexo mientras duerme profunda y calmada. No la quiero despertar. Solo la observo, mientras el deseo se hace carne en mi mente.
La brisa que se filtra por la ventana me invita a prolongar la imaginación en otro sitio, y trepo a una cima árida donde los vientos helados me hacen sentir su mirada peligrosa, con el íntimo presentimiento que tras esos montes de hielo, está su monte de venus. Virgen de orgasmos y huérfano de sentimientos.
¿Cuántas ilusiones habrá dejado caer en el suelo para vestirse dos horas después de tristeza y de abandono? Percibo su desencanto pero también huelo su esperanza.
Huelo su esperanza.
Su esperanza...
Le voy a hacer el amor y no sé si ella me lo hará a mí... ¡y que va! Me juego igual, sabiendo que puede ser la gloria o el infierno.
Con ella no hay términos medios.
Pero conmigo tampoco.