TRECE.
--- ¿Miriam, estás loca?. ¿Te casaste con un árabe?---preguntan sus amigas de dos caras.
--- ¿Y qué?---responde ella. Le da lo mismo casarse con un traficante de orgasmos vírgenes que con un terrorista. Ese árabe hermano del colesterol la sacará del país.
La fiesta continúa. El champagne manipula el Sistema Nervioso de todos los presentes. La Virgen de la Caridad se alegra de que una de sus hijas haga realidad el sueño de muchos cubanos: Viajar en una aerolínea extranjera. Mohammed, el feliz esposo acaricia a su mulata de 18 años, sonríe y repite sin cesar la única palabra aprendida del “Larousse Ilustrado de la Lengua Española”: Trece, Trece, Trece.
Llega el día de la despedida. La madre llora. El padre le entrega el amuleto “Alejatodolomalo” y el resto de los familiares le desean buena suerte no sin antes rogarle que asuste a las computadoras del BFI (Banco Financiero Internacional) cuando mande una obscena cantidad de dólares…. pronto.
El corazón de la inmigrante vibra al escuchar:
Dear passengers. Welcome to Saudi Arabia.
Estimados pasajeros. Bienvenidos a Arabia Saudita.
Repentinamente es golpeada.
Dos horas después abre los ojos y se asusta. Está encadenada en un cuarto lleno de mujeres, quienes bailan desnudas y besan apasionadas a su esposo.
Mohammed nota que su cubanita volvió en sí. Con un movimiento de sus manos ordena silencio y dice:
Les presento a Miriam, mi esposa número 13.