Desde un tiempo acá, cuando comenzaron sus delirios sobre reivindicaciones sociales y defensa del proletariado, esta aspiración empezó a revolotear en su cerebro. Al principio, cuando la idea era solo una bebecita, sonreía, se alegraba de tener pensamientos tan absurdos. Le agradecía que su advenimiento lo alejaba un poco de los hombres comunes y corrientes. Cada vez que llegaba, le sonreía, le saludaba y hasta brindaba con ella, le ofrecía un trago de agua, de café y hasta de coñac, y le daba las gracias, porque se lo merecía. Su propia existencia le proporcionaba un poco de entusiasmo a su aburrida vida, a su corazón agotado de sufrir las injusticias de otros.

A veces llegaba burlona, como diciéndole -tú me creaste y ahora me has dejado en un limbo, y poco a poco de aletear en su discernimiento se había incrustado casi en el centro de su alma, porque ya sentía que le atenazaba la conciencia, atrapaba sus fantasmas, despedazaba las imágenes que ocasionalmente empezaban a brotar con criterios propios y le lanzaba contra la pared, hasta llegar un momento en que ella obstaculizaba su capacidad de pensar. Todos sus pensamientos convergían en ella. Estaba insoportable, es decir, ya no quería seguir siendo ella, se había hartado de ser solo eso, una idea, pretendía acción. Le pedía con vehemencia materializarse, tener vida propia, ejecutar su destino.

Entonces ya, se asustó, estaba realmente atemorizado, porque no encontraba la manera de desprenderse, de liberarse de ella, que era tan peligrosa que implicaba poner su vida en peligro. Buscaba la manera de contárselo a alguien, pero, Miguel su mejor amigo, con tres tragos de Jhonny Walker se lo contaría al mundo entero, su hermano José se lo describiría con pelos y señales a su hermana Hilda, y esta se encargaría de que toda la familia se enterara, y la familia, se lo contaría a sus amistades. A su mujer ni pensarlo, es adicta al Chateo por el Internet. No. Definitivamente no había persona en su mundo que pudiera guardar el secreto de esta fijación excéntrica.

Por eso me eligió a mi que soy mudo y no sé hablar por señas, y aunque tuviera voz no sabría usar el teléfono ni el Internet. –Oh, amigo mío, me escribió, -.entiéndeme, es que tengo la imperiosa necesidad de contártelo, de otra manera, ejecutare los dictados de ella, y mi nombre se registrara en la historia para siempre, que es lo que realmente deseo pero con el riesgo de perder la vida o pudrirme en la cárcel. Confío, -me escribió- podrás proporcionarme la lucidez necesaria para buscar la perennidad, en otro lado, utilizando una vía más fácil, menos tortuosa.


Confiaba ciegamente en mí y ciertamente yo quería ayudarlo pero no podía, no sabia que hacer. Luego volvió y me dijo que esperó el tiempo suficiente para que encendiera sus sentidos y no lo hice, me saco en cara que lo deje sin opción, sin alternativa, sin esperanza, y que por eso hoy que había amanecido embriagado de felicidad, de amor al prójimo, de confianza en el futuro complacerá a su amiga. Quise hablar, quise decirle que no, que no lo hiciera, pero no pude.

Ni siquiera pude evitar que por ultimo me escribiera: “Estoy aquí con el circulo de la mira telescópica de mi rifle M16 fijo en su mismo corazón y mi dedo índice inconmovible en el gatillo, No tiene salvación, es un hombre muerto. Voy a matar al Presidente de la Republica-”

Lo que mas me entristece de todo esta cuestión es que mis 28 líneas azules horizontales y mi línea carmesí vertical, junto al fusil M16, y el testimonio de los miembros del equipo SWAT que lo atraparon justo en el momento en que iba a disparar, constituimos las pruebas concluyentes de que dispuso el Fiscal para lograr del Juez una sentencia que lo envió al paredón de fusilamiento. También me apenó mucho que fue ejecutado de manera tan intrascendente que el proletariado ni le conoció y la familia vino a saberlo cuando le entregaron el cadáver.



JOAN CASTILLO.
14-03-2004.