Hace mucho tiempo,hubo en la tierra dos seres que se amaban con tanta intensidad,que esto provocó la envidía de un malvado brujo.
Llevado por ese ruín sentimiento decidió separar a los enamorados;a él lo convirtió en mar y a ella en cielo.
Era tanta la tristeza del cielo,que oscurecía las aguas del mar con su reflejo.Sus lágrimas caían en forma de lluvia en una incesante sucesión de días tristes y grises.
El mar acongojado por su amada,le pidió al sol que le enviara un rayito de luz.Este así lo hizo,tornandose el cielo de un azul intenso.Las aguas milagrosamente adquirieron tonos de verde esmeralda,y era tanta la explosón de esos dulces colores,que el sol emocionado, decidió enviarles otro rayo,este de esperanza...
-No más lágrimas(les dijo el sol),buscar quién os ayude a deshacer el sortilegio.
Preguntó el mar a los delfines,corales y demás seres pobladores del océano,pero nadie supo darle razón.
El cielo se entrevistó con la luna,habló con las estrellas,y viajó a los confines más remotos del espacio...tampoco halló respuestas.
Hasta que un día,el cielo vió sentado en la orilla del mar a un niño.Le llamó la atención la sonrisa con la que contemplaba al mar ,así que le preguntó...
-¿Quién eres?.
-Me llaman destino.
-¿Y qué haces mirando al mar?.
-No es a él a quién miro.
-¿Pues qué es eso que te hace sonreir?.
-¿Acaso no lo ves?.
-No,desde aquí arriba no puedo verlo.
-Miro al horizonte,donde el mar y el cielo se unen en una linéa infinita e inseparable.
Al encontrar el lugar que le unía a su amado,el hechizo quedó roto,y la joven pareja se abrazó,sabiendo que jamás podrían volverlos a separar,pues tan sólo tenían que mirar al horizonte y confiar en sus destinos.