Y mis sueños me guiaron, todo me era confuso hasta entonces, una imagen siempre en blanco acompañaba mis pesadillas, era ese el color de mis desgracias. Caminando hasta donde el pensamiento topara, así, deambulando por las calles llegue hasta ahí, no podía estar equivocado, era la misma casa, hasta conservaba el mismo color ya desgastado por los años… sus paredes blancas y desgajadas por fuera, por dentro era el rojo de la melancolía al recordar aquel suceso que me marcaba eternamente.

En paredes acolchonadas en blanco se me fue la vida, tratando de entender lo que mi mente ya había dado por perdido, entre medicamentos y terapias pase los mejores años de mi vida, pero ahora es diferente, ahora he regresado aquí a pedirte perdón mi bien amada… Este fue nuestro hogar, cuando todo era hermoso y yo era tan normal, recuerdo que tu escogiste este color, porque te encantaba la idea de sentirte como un ángel… por eso pintaste el cuarto blanco, la cocina en blanco, todo los rincones hasta el mas alejado de nosotros tenia ese color inmaculado: “el blanco”…

¡¡¡ Ahora míralo bien!!!... ¡¡¡ ya no se ve tan puro desde aquí no lo crees!!!... tenia que estropearlo todo, no te sientas mal porque lloro, aunque tu seas la culpable de sacarme de quicio y ya sabes de lo que hablo…

Discutimos aquella noche, me notabas diferente, cambiado y yo a ti te veía igual, me dijiste que regresarías en la mañana a recoger tus cosas y te fuiste, me has dejado solo, tu quien prometiste estar conmigo hasta el fin de nuestros días, por eso me volví loco, perdí el sentido… un brote sicótico como dice mi psiquiatra. La mañana llego y con ella la desgracia, los primeros rayos de sol penetraban aquí en mi corazón herido, hacías tus maletas… no quería saber nada, me quede ahí, inerte en la cocina, contemplando desde ahí los lugares que igual y ya no compartiríamos.

-Me voy. Atinaste a decirme de una forma tan fría, que quizás unas lagrimas rodaron por mis mejillas, no lo se, eso no lo recuerdo bien… Lo que si recuerdo fue que te tome de los cabellos, de tus negros cabellos… con furia te estrelle en el suelo, en una pelea de fuerzas desiguales te deje casi inconsciente, balbucee algo así como que no te dejaría nunca.

Desvanecida te arrastre rápidamente hasta la bañera, tus ojos perdidos se reencontraban mirándome con terror… cuando me percate ya tenia un cuchillo en la mano, algo me llamaba a usarlo, a descargar mi furia en ti… las voces eran mas fuertes, no las soportaba, yo no quise matarte lo sabes, pero las voces eran insoportables y quería acallarlas… te despoje de la blusa y ahí en la pureza de nuestra bañera blanca, de tus blancos pechos te penetre con la daga… el primero en un lado, el segundo en el otro, en el corazón, no conforme con verte inerte lo enterré en el centro de tu ser, bajando mi mano lentamente te abrí el pecho hasta sentir el fluir de tu sangre aun tibia… eso tu no lo sabes, ya te habías ido cuando lo hice… me dejaste ahí sin saber que hacer, la tina se vaciaba de tu sangre sin poderlo impedir.

Me senté a tu lado, besando tu mano, reaccione y llame a una ambulancia, aun podían hacer algo por ti, por los dos… llegaron y se quedaron sin hacer nada mas que esperar, solo me inyectaron algo y al despertar estaba ahí, en esa prisión sin salida, con mis manos entumidas dentro de esa camisa de locos, con mis recuerdos perdiéndose en el frasco de pastillas… así han transcurrido mis días sin ti, así he llegado aquí en donde todo comenzó… la casa sigue siendo nuestra, solo que ahora me toca a mi escoger de que color pintarla…

22°08°03