Miro al cielo, está cuajado de estrellas, brillan como diamantes sobre un fondo de terciopelo negro.
Hace frío, la noche está húmeda, desde aquí se puede oler el mar.
Mi mente divaga, me transporta a otros tiempos, al pasado. Me planteo mi vida, mis decisiones, el camino que he seguido, quizás esto no lo hago muy a menudo pero de vez en cuando es necesario.
Tengo cuarenta años, he conseguido todas mis metas profesionales, soy una mujer independiente, libre. Pero esa libertad está ahogando mi alma, quiero formar parte de alguien, sentirme querida.
Ya es difícil volver atrás, mirarme en esos ojos que me prometían la vida, a los cuales nunca le dí la oportunidad de darmela.¿Qué hubiese pasado?, tantas dudas machacan mi ser, ¿Cómo pudo convertirse en un recuerdo eterno?, ¿cómo hizo para que después de tantos años, todavía hoy lo tenga presente en mi mente?.
Las lágrimas corren por mi cara desnuda, resbalan por mi pecho, el frío hace que su rastro sea imborrable, como mi amor por él.
Camino por una calle oscura, no hay ruidos a mi alrededor, sólo la soledad como única compañía.
Tengo frío, un frío que cala mis huesos. Soy un témpano de hielo sin rumbo en un mar glaciar, no siento nada, sólo la soledad.
No sé lo que es el amor, no lo he vivido. Nunca sentí lo que es compartir, tener un proyecto en común, tener hijos.
Hay tantas cosas que dejé en el camino, que llegué a mi meta sin triunfos, sin momentos dulces.
Lo hize eterno, inalterable.
Me hundí el mismo día que lo aparté de mi vida. Y hoy salgo a flote, vago perdida en este mar frío, gélido, esperando que alguien derrita mi fría coraza, que me hagan amar.
Pero él no está. Y me da miedo pensar que siempre lo estará, es una presión en mi pecho, una agonía que promete acabar con mi vida, no sin antes haberme hecho sufrir.
Camino entre las gentes, vuelvo a casa con el rostro lleno de lágrimas, he probado la miel, y su sabor dulce quedó en mis labios.
No lo volveré a ver, salió de mi vida para nunca más volver.
Pilar: En este viaje al futuro ves tu vida desde un ángulo bajo... un poco depresivo. Pero tú tienes motivos sobrados para pensar más positivo. Felicidades por tu cuento "cuarentona"... Joaquín