- Te he dicho varias veces que no salgas con eso.-. reprendio Artemio a su hija Lupe, la cual salia en la mañana hacia la academia mecanografica.
- ¿que le ve de malo en eso, papa? todas las chicas de la escuela van vestidas asi. esto, porque Lupe iba con un pantalon de mezclilla azul; contrastante con su figura algo esbelta, y una blusa de la moda, color rosado y con escote. su cabello, antes peinado en trenzas primero por su madre y luego ella, tenia otra forma: era recogido su moreno cabello por una diadema gris. eso molestaba a su padre, puesto que los jovenes que portaban eass prendas y esa indole eran una juventud irreverente e inmadura. su hija acababa de cumplir 18 años.
- lo malo, mujer, es que no debes despreciar tu origen humilde.- dijo, esta vez con menos reproche.
- ah. - exclamo, pero se limito a cruzar la puerta e irse a la calle.
- umm. esta chiquilla va que vuela. y eso, ya esta en edad de merecer.- exclamo Don Trinidad. que habia visto de lejos la escena.
- callese usted , tio.- replico Artemio con ligereza y un poco malhumorado a su tio-. ya lograre ponerle en cintura para que no se salga del huacal, como nos paso con. con el.
- ahh! en serio que me dejas intrigado, hombre.- carraspeo don Trinidad y se alejo en pasos lentos hacia el viejo canape, para mirar el dia y atardecer. Artemio no le presto atencion a su exclamacion; mientras, se fue a preparar para abrir el taller. "que rapida y fugaz es la vida." dijo para si. suspiro y continuo su actividad. pero, ¡oh, inclemencias del destino!