Hay un Santa Claus malo, no sé como se llama, igual que hay un Diablo frente a Dios. El Santa Claus malo cuida de los suyos y trabaja durante todo el año fabricando juguetes para ellos. Sus ayudantes son orcos y en lugar de trineo usa la Harley del Motorista Fantasma. Yo no lo he visto nunca, pero debe ser todo un espectáculo descubrir su estela de fuego atravesando la noche de invierno, llegar ante una casa, derrumbar la puerta de una patada e inundar la chimenea con regalos para el niño más cabrón de la casa:
- ¡Ho-ho-ho! – gritará - ¡Aquí lo tienes, imbécil!. ¡Todo lo que has pedido!.
Y el niño, que como es un cabrón estará despierto sea la hora que sea, cogerá las
pistolas, o los subfusiles, o quizás el bazooka, para apuntar – con un ojo guiñado y la lengua cogida entre los dientes en gracioso gesto – a los aterrados padres que se apiñan en el fondo del salón.
Me parece muy bueno, esta muy bien narrado, la descripción de los personajes y del entorno esta muy lograda. Animo y sigue escribiendo.