BALNEARIO DE BELLÚS


Al observar el pantano lo lleno que estaba, le entro ganas al hombre verlo de más cerca, eran tantos los recuerdos guardados de aquel paraje, que fue preciso sucumbir su cuerpo al deseo.

Cogió el auto, y marcho a presenciar el espectáculo, alcanzando en minutos la misma orilla, en donde se acercaban las ondeantes y viscosas aguas. El lugar terminado de pisar en ese momento, había sido un emblemático paraje durante muchos años, en el mismo sitio que el viento agitaba lagua, hubo en otro tiempos un balneario, siendo en aquella época el goce de vecinos y forasteros, que todos los veranos se acercaban dispuestos a disfrutar de su frondosa pinada.

Las aguas termales eran un buen reclamo, al igual como tomar el baño en una de las primeras piscinas de entonces. Era un verdadero placer memorar el recuerdo, y en la actualidad daba pena el sitio, con el ambiente que se vivía en el lugar en sus tiempos, y la cantidad de historia destruida, y hundida en las aguas mugrientas acumulada en la actualidad.

Desde el matadero que estaba a la entrada, pasando por el cine, bar restaurante y el hotel, hasta la ermita iglesia, que había al final del camino que llevaba al municipio de Bellús. Todo destrozado y cubierto en este caso por bastante agua podrida, ya que la recogida por el rio, eran aguas fecales, vertidas por los municipios de los alrededores.

En este sitio en su época hubo mucho glamour, todos los veranos se llenaba de gente guapa y acaudalada, para según se decía entonces ir a veranear, cosa que solo podía hacerlo la gente pudiente. Ahora lo de veranear sedería ir de vacaciones, actividad que la pueden practicar varias personas, lamentablemente no todas las que lo desean.

En el Balneario había toda clase de servicios además de varios chalets, que en la cúspide de la temporada se llegaba a albergar más de 150 estancias. Lo más representativo era el hotel de estilo colonial, en el cual se podía disfrutar de baños termales con una temperatura en el agua de 28ºC. También existía un exuberante pinar con grandes sendas que permitían a los veraneantes gozar de largos paseos.

Se encontraba en este sitio servicios de toda clase, como tiendas de ultramarinos, pescadería, panadería y carnicería, además de un estupendo cine teatro al lado del enorme bar restaurante con estilo entre colonial y modernista, con una gran terraza en frente, que ocupaba toda la fachada. Siendo las delicias de las señoras y señoritas, al igual como los caballeros, que solían pasar largas horas sentados de cháchara, tomando algún que otro refresco.

A partir de finales de los cincuenta y principio de la década de los sesenta, al igual que en el resto de España empezó todo a modernizarse, también le ocurrió lo mismo al Balneario. Lo primero que se hizo fue una gran piscina, en aquel tiempo era lo más importante sucedido en todos los pueblos del contorno. Si alguien quería tomar el baño lo hacía en el río, que es en donde aprendían muchos mozos a nadar. Una piscina era lo nunca visto, se parecía mucho a las balsas de riego, decían algunos. La mayoría no tenía la más remota idea, de la forma ni consistencia de este nuevo invento.

Entre el día en verano se tomaba el baño pagando un precio por entrada, por la noche en ciertos días de la semana se hacía baile con orquesta. Aquello tenía tanto gancho y encanto, que acudían la más alta sociedad de Valencia, y otras ciudades importantes, como Alcoi o Xàtiva. La insistencia de la gente en participar y disfrutar de las fiestas que se hacían, era continua y abundante, bamboleándose entre la plebe con lujuriosos andares.

En este lugar el Balneario de Bellús, fue durante mucho tiempo centro de concentración de toda la juventud de los alrededores, los sábados y domingos por las mañanas, la pasaban nadando en la piscina, y por la tarde sentados en la terraza del bar tomando copas, hasta que llegaba la hora de escampar. Los que festeaban cada cual llegado el momento se dirigía a su destino, y los demás se quedaban hasta que empezaba el baile, que al principio se solía amenizado con orquesta, y al final avistando su decadencia, simplemente de discoteca se bailaba.

El Balneario de Bellús daba mucho de sí, al igual como sus alrededores, en done se podía disfrutar de lindos parajes, siendo uno de los sitios preferidos para mucha gente cuando llegaba pascua.

Los años de gloria empezaban a terminarse, la modernidad y con ella la especulación, le marcaron un destino muy difícil de soportar. Siendo subastado en varias ocasiones, pasando por manos de varios dueños, viéndose el lugar cada vez más expoliado, debido a tanto cambio de propietarios. Lo primero en destruirse fue el hotel, edificio de ingente belleza, un poco posterior en los primeros años de los ochenta, se rumoreo por el contorno la extravagante noticia, que se iba a construir una presa de contención, de esta manera se evitarían las riadas sufridas en la comarca de la ribera alta.

Todos los vecinos se hacían cruces. <<¿Como era posible que en un paraje de semejante belleza y lleno de salud, se construyera un pantano?>>. Nadie podía creerse semejante locura, y que la humanidad fuera tan soberbia, para destruir algo que tanta felicidad daba. La noticia empezó a tomar forma, y pasado un breve tiempo quedo desasistido, penetrando en el lugar gente con severo vandalismo, terminaron destrozando lo poco existente. Desde ese momento la construcción de la presa fue una realidad.

Hoy el lugar tan solo es una balsa de mierda, que durante el verano anida mosquitos como helicópteros, y la asquerosa podredumbre todo el día apegada en las narices de los vecinos. Hasta este extremo es capaz de llegar el progreso en España.