Nadie olvidaría ese repugnante lugar, ni el hedor que parecia impregnado en la misma tierra...

El pueblo lindero al bosque habia cambiado mucho desde la muerte de "las Crias"; muchos habían abandonado ese lugar, perseguidos por el horror vivido, que aparecía de tanto en tanto en la mente de los pueblerinos y que con el pasar del tiempo se habia convertido en una dantezca leyenda de terror.
Cerca de la pequeña capilla se encontraban las tumbas de los inocentes que habían ardido en aquella hoguera, una tumba enorme, llena de flores y fotos que las madres regaron cuidadosamente en el lugar.
Todo al fin era calma, era paz, era resignación...
Pero la vida es una enorme rueda, y en otro lugar, en la "prision blanca" las nuevas crias acababan de despertar, acababan de oír las voces que dictaban la desolación, y que los adoctrinaban para cometer los crímenes mas cruentos.
Esperaron agazapados el momento oportuno para atacar al enfermero y huír del hospicio hacia la libertad, hacia la carne fresca para devorar...
Y huyeron al fin, internandose en la profundidad de sus mentes, sin ver mas alla de su deseo, de su venganza.
Encontraron el claro y comenzaron a delirar, a gritar, y empezaron prontamente a cavar, para rescatar a las anteriores crias. Al hallarlas, sus cuerpos se retorcieron en un extasis febril, danzando freneticamente alrededor, y arrodillandose sobre sus restos para lamerlos y para oír como debían cobrar la venganza.
Alli esperaron, ensordecidos y alienados en la cueva, mirando los grabados de sangre que habían dejado las otras crías previo al gran banquete.
Llegada la noche, corrieron por el bosque hasta la orilla, al borde del pueblo y viendo las casas y el silencio comenzaron a delirar. Se agazaparon por debajo de una de las ventanas de la casa más proxima al bosque y se deslizaron por una ventana abierta. Allí, armandose de cuchillos afilados, degollaron a todos los integrantes de la familia.
Fue de aquella triste manera en que las Crias, se tomaron la revancha con saña, asesinando a padres, madres hijos e hijas con total impunidad.
Solo cuando acabaron con tal funesta empresa, se echaron en el claro, bañados en sangre, abrazando los despojos de las Crias malditas.