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Categoría: Románticos

El Cuadro Perfecto

Esta es la historia de tres personas que, si bien se conocían de vista, jamás se habían acercado demasiado. Lo original y casi gracioso de esto es que sus padres los habían llamado de la misma manera: ‘Loque”. Sí, aunque parezca chino… ese era su nombre. Estas tres personas crecieron al amparo de cada una de sus familias, bien constituidas por cierto, las cuales se ocupaban de que no les pase nada.


Las familias Siento, Pienso y Tengoquehacer vivían en el barrio de Montmartre en Paris. Este viejo refugio de pintores y escritores fue testigo del nacimiento de estos 3 personajes, de sus intentos por crecer, de sus triunfos, de sus alegrías y esperanzas, de sus miedos y sus fracasos. Fue testigo de sus amores, esas mujeres que los enloquecieron, enceguecieron y los hicieron felices por segundos, minutos, días y, en algunos casos, años.


Loque Siento era el más introvertido de todos. Le costaba relacionarse y comunicarse con los demás. En su casa se mostraba muy seguro, muy sólido… sin embargo cuando salía al mundo real empezaba a trastabillar.

Loque Pienso vivía evolucionando… Me corrijo, era bastante inestable. Con lo que la evolución a veces significaba involución. El no siempre reconocía esta dualidad conflictiva sin embargo el resto de la gente siempre se la hacía notar. Esto hacía que el se encierre en si mismo y en definitiva lo termine aceptando.

“OK” – se decía a si mismo – “No puedo luchar contra esas estructuras… Ganaron señores… Adelante con el ajuste”

Loque Tengoquehacer en cambio era bastante seguro de si mismo. Siempre triunfaba cuando se trataba de negociar con el mundo. Era perfecto por fuera. La elocuencia de sus palabras y sus formas cautivaban al resto de la gente.

Fuera de sus personalidades y vidas tan diferentes, los tres compartían una misma pasión: la pintura. Sus cuadros se exponían en las galerías más famosas de Paris y de Ámsterdam. Los coleccionistas más refinados y exigentes continuamente les reclamaban más y más. Ellos, por su parte, todavía se sentían insatisfechos. Como si les faltase algo… el cuadro perfecto.

Todo sucedió una tarde templada de Mayo en un bar cerca de la Miroiterie. Los tres llegaron casi al mismo tiempo. El reloj marcaba las 3… o las 4, ya no importa. La exactitud del tiempo se perdió en es mágico momento del encuentro. Se miraron casi como estudiándose. Casi como desafiándose. Una media sonrisa les marcaba el rostro. Se saludaron con un ademán de la cabeza y cada uno se dirigió a una mesa distinta.

Se sentaron.
Sacaron un papel.
Un carbón.
Y empezaron a dibujar.

De vez en cuando se miraban de reojo. Como queriendo estudiar lo que hacía el otro.

Pasaba el tiempo y la situación se volvía cada vez más tensa e insoportable.

“Qué quiere!!!” – pensaba cada uno por su cuenta.

Loque Tengoquehacer tomó la iniciativa.

Se paró.

Miró por algunos segundos a los otros dos y les pregunto:

“Qué buscan?”

“El cuadro perfecto…” – contestaron casi en coro

“Se que está, pero no puedo encontrarlo” – dijo Loque Siento

“Yo también estoy seguro de saber su forma, sin embargo, hay algo que no me deja representarlo” – agregó Loque Pienso.


“Les propongo algo” – Tengoquehacer dijo al fin – “A mi me pasa los mismo. Por más que intente siempre hay algo que frena. Intentemos juntos. Sentémonos en mi mesa, discutamos ideas y dibujemos el bosquejo. Que sea un triunfo o un fracaso de los tres. Pero al final, estoy seguro que vamos a lograr algo”.

Los otros dos se miraron sorprendidos. Sin embargo, la aceptación no tardó en llegar.

Los tres se sentaron en la mesa redonda justo en el medio de la plaza. Loque Siento sacó un papel nuevo, Pienso trajo su carbón y Tengoquehacer su goma de borrar.

“Quién dibuja?”

“Dejenme a mi. Creo que soy el más hábil con esta técnica” – contestó Tengoquehacer.

“Tres bien, commençons” – contestaron los otros dos

Loque Siento propuso empezar al revés. “Pongámosle primero un título. Yo propongo llamarlo ‘mon rêve’ (my dream)”

Los otros dos estuvieron de acuerdo con el nombre e inmediatamente comenzaron a proponer sus imágenes.

“Yo creo que tiene que estar ella” – dijo Loque Siento

“Quien es ella?” – preguntaron los otros dos

“Mi imagen perfecta, mi sueño”

“Cómo es?”

“No podría describirla muy bien… con perfecta no alcanza?”

“No, necesitamos algo más”

“OK… perfecta como esto que no rodea. Ese cielo… es como sus ojos… ese sol… como su pelo… esas flores… como su aroma… el sonido del aire… como su voz… esa venus… como su cuerpo”


Loque Pienso miró a Loque Siento por unos segundos. Al final sonrió y dijo:

“Esa imagen… es la misma que la mía… podrá ser?”

“Claro. Por qué no?” – el Sr. Siento le contestó.


Loque Tengoquehacer contemplaba la escena. Aún no había dibujado nada. Si bien la idea no le parecía mala… tampoco le cerraba del todo. Y preguntó:

“Esa es su idea del cuadro perfecto?”

“Si… por?” – contestó Siento

“Por qué soñar con esa mujer cuando la podrías tener?… No entiendo…”

“Tenerla… No no puedo... cuanto me gustaría… Al principio no tanto… pero ahora…” – contestó Pienso

“A veces abrazo el aire y siento que es ella. A veces, a la mañana cuando sale el sol y siento su calor, imagino que es su boca que roza mi cara. Es tan real. Pero está tan lejos. No no puedo tenerla pero ella tiene que serlo… tiene que ser mi cuadro perfecto” – contestó Siento

“Y el mío” – agregó Pienso

“Muy bien” - dijo Tengoquehacer – “Estoy de acuerdo. Algo tan significativo y tan importante debería quedar inmortalizado en este cuadro. Ya que no tengo mucho que opinar. Empecemos”


Por la próxima hora todo fue una lluvia de ideas e imágenes. El cuadro empezaba a tomar forma. Cada vez más. Hasta que estuvo terminado.


El resultado fue increíble. Las figuras reflejaban con exactitud lo que habían descripto Siento y Pienso. Es mujer… era ese cuadro.


Los tres estaban felices, emocionados. Al fin habían logrado su composición perfecta. La firmaron lo tres. Sellaron su acuerdo y su creación estrechándose las manos.


Loque Siento dijo con un dejo de tristeza:

“Me gustariá tenerlo… tenerla”



Loque Pienso dijo con arrogancia:

“A mi también… y creo tener más derecho. Mis ideas fueron mejores”


Loque Tengoquehacer, conciliando, propuso a los dos:

“Déjenmelo a mí. Ya que lo dibujé podría hacer otras dos copias. Luego nos reencontramos, las firmamos y cada uno se queda con una. Les parece?”


“Tres bien” – contestaron los otros dos. “Encontrémonos en este mismo lugar dentro de 7 días”


Todo quedó sellado en ese pacto. Se estrecharon nuevamente sus manos y se despidieron con un “gracias”.


Loque Siento y Loque Pienso se encontraron de casualidad en una esquina a dos cuadras.


“Confiás en él?” – preguntó Siento – “Volverá con nuestro cuadro?”

“No se… no estoy muy seguro”

“Esperemos equivocarnos… no me gustaría perderlo”

“A mí tampoco”


Se saludaron nuevamente y cada uno tomó su camino.

No habían pasado 10 minutos. Loque Tengoquehacer contemplaba pensativo la obra.

“No es correcto. No puede ser, Esta imagen, esta mujer no puede ser perfecta. No está. No puedo verla. No pueden verla. No puede existir”

Sin dudarlo más empezó a borrar la figura. Las formas. En pocos minutos convirtió el viejo cuadro perfecto en un paisaje distinto.

Era sólo un camino. Había algunas rocas al costado y otras en el medio. Un sol en el fondo. Flores alrededor. No había gente.

Cuando por fin lo terminó, se sintió bastante satisfecho.

“Esto es real” – se dijo a si mismo – “Hoy mi sueño está vacio. Sólo tengo que construirlo, crearlo. Este es el verdadero significado”

Cerró los ojos. Suspiró. Enrolló el papel. Y se fue caminando.

Por supuesto, a los 7 días no se presentó.

Loque Pienso y Loque Siento, se lo imaginaban… pero su decepción fue profunda y su tristeza aún más. No tenían más fuerzas para dibujarlo ellos mismos. Casi como que se resignaban a haberlo perdido. Estaban dispuestos a enfrentar la realidad.


En definitiva el cuadro fue un éxito. Loque Tengoquehacer lo presentó en su siguiente exposición. La gente admiraba su belleza. Todos lo querían tener. Pero no estaba en venta. Era su sueño y no tenía precio.

Loque Siento se enteró de la exposición y decidió ir a visitarla. No estaba muy ocupado por esos días. Disfrutaba de un tiempo de descanso, de búsqueda. Un tiempo para recuperar su inspiración.

Llegó a la galería y la empezó a recorrer. Al entrar al quinto salón se detuvo a admirar el cuadro principal. Se llamaba ‘mon rêve’.

“Ese nombre… es el de nuestro cuadro!!! No puedo creer que nos lo haya robado. Que haya cambiado las imágenes!!!. Que nos haya ignorado, mentido, tapado!!! Por Dios…” – pensó para sus adentros.

Y en ese arranque de locura. Y en un abrir y cerrar de ojos la vió. Y una sonrisa se le dibujó. En el fondo, casi imperceptible pudo identificar el arrepentimiento del pintor. Como custodiando el camino. Como abrazando al sol. Ahí estaba la imagen de ella. Mal borrada. Con tonos suaves pero ahí estaba…

Y en ese momento apareció Loque Tengoquehacer. Se paró a su lado… guardó silencio por unos segundos y le dijo:

“Quizás nunca puedan perdonarme. No lo sé. No puedo pensar en eso. No puedo cuestionármelo. Tuve que modificar el cuadro. Había algo muy fuerte que me obligaba a hacerlo. Esa imagen… esa mujer… no era correcta. No era el cuadro perfecto… Quizás alguna vez existió y aún existe en vos y en Loque Pienso. Sin embargo ya no está. Pensemos en un sueño a futuro y no en un sueño del pasado.”

“Entiendo… quizás no… pero por qué dejaste sus sombras en la imagen?”

“Otra fuerza que yo no puedo explicar. Ustedes seguro que podrán. Hoy la imagen representa un sueño. Un futuro que vendrá. Que tenemos que crear. Pero nada es mágico. Nada cambia de un segundo para el otro. Eso lo entiendo y lo acepto. Y esas sombras en el cuadro son mi regalo y mi reconocimiento hacia ustedes. Quizás esa mujer no esté más pero en la creación de este camino de sueños estoy seguro que influyó. Nos juntó… quizás cada uno con sus diferencias… pero al juntarnos hizo que lo mejor de cada uno de nosotros… esas cosas que teníamos guardadas tan profundamente se muestren por fin. Esa mujer nos dio forma. Juntó nuestras vidas divididas y nos hizo uno, aunque más no sea por unas horas. Se lo ganó. Tiene que estar”


Loque Siento sonrió con tristeza. Por Dios… cómo la extrañaba. Sin embargo se resignó… pero no sin antes darse cuenta que la imagen ya no era más importante. Lo importante era que ella había llegado a su vida alguna vez y que aún estaba. No podía verla, el otro pintor tenía razón… era como una fantasía, pero esto ya no importaba. Como sea y por alguna razón ella siempre iba a vivir en él.

Estiró su brazo. Le tendió la mano a Loque Tengoquehacer y le dijo:

“Gracias… Próximo Sabado a la misma hora que la última vez? Mismo lugar?”

“Por supuesto” – contestó su amigo con una sonrisa.

“Le voy a avisar al tercero. No se perdería este encuentro por nada del mundo”


Los dos se dieron vuelta… y se alejaron caminando
Datos del Cuento
  • Autor: Iceman
  • Código: 8542
  • Fecha: 21-04-2004
  • Categoría: Románticos
  • Media: 5.03
  • Votos: 40
  • Envios: 2
  • Lecturas: 1829
  • Valoración:
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