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Categoría: Ciencia Ficción

El Despertar

Desperté en un futuro muy lejano, en una camilla blanca. Acto seguido vomité sobre los azulejos. Mis pulmones se abrieron y absorbieron el oxígeno con el ansia de un pez fuera del agua. ¡Estaba vivo! ¡Era increíble!. Intente sobreponerme al dolor punzante que sentía en el pecho. Quería sentarme pero no podía, estaba lleno de cables por todo el cuerpo.Derrepente sentí pánico y empecé a gritar.

 Alguien entro en la sala corriendo. Examinó con precisión mis pupilas y yo observé las suyas con terror. Eran amarillas. Toqueteó algunas pantallas transparentes que surgieron de la nada.

-¿Dónde estoy? –pregunte ansioso.

 Dijo una frase, aunque apenas entendí algunas palabras sueltas. Palabras que remotamente  recordaban al idioma inglés. ¡Me tocó en la parte posterior de la cabeza! ¡Dios! ¡Note el frio! ¡Tenía algo implantado, clavado ahí detrás! Comencé a respirar deprisa. El cogió mi mano como para tranquilizarme y activó algo. De pronto vi una luz cegadora a la vez que una corriente eléctrica, como un látigo, recorría todo mi cuerpo. Fue apenas un segundo.

-¿Mejor ahora?

  Abrí la boca de estupefacción. Ahora si podía comprenderle. Esbozo algo parecido a una sonrisa.

-Gra...gracias –dije.

Alguien más entro y recogió el vómito.

Al rato me pasaron a otra sala donde había otra gente como yo. Estábamos todos sentados en unos extraños sillones con miles de luces parpadeantes. Todas las miradas reflejaban el mismo terror. Éramos gente mayor muy mayor, de una edad obscenamente avanzada. Deberíamos estar muertos y sin embargo allí estábamos. Mi compañero de al lado giro levemente la cabeza hacia mí. Una máscara cubría su boca.

-¿Quentin Dynamics? –dijo arrastrando las silabas con esfuerzo.

Asentí.Mi mente viajo en el tiempo en lo que para mí apenas habían sido unas horas. La multinacional Quentin Dynamics acababa de anunciar que habían completado con éxito los experimentos de criogenización avanzada. Decían en sus anuncios televisivos:” ¿Quiere ver el futuro? ¿Quiere vivir para siempre?”. Aseguraban que en apenas 20 años más de desarrollo serían capaces de devolver a la vida a alguien previamente criogenizado en sus instalaciones. El precio claro, era indecentemente astronómico. Por ello solo unos pocos accedimos al programa de Suspensión de Actividad Orgánica Indefinida, el SAOI.

     Unas horas después fui trasladado a otro lugar y encerrado en algo que se parecía lejanamente a un despacho. Alguien enfundado en un traje negro ajustado entró al poco de llegar yo allí. Se sentaba tras una mesa completamente lisa y vacia.Sobre su superficie negra se ilumino un cuadrado semitransparente y fueron apareciendo unos datos. Me pareció ver mi foto.

-          Bienvenido Mr. Sanders – dijo mientras se sentaba.

-          Ho..hola

-          Si no le importa, vamos a repasar algunos datos. Caucásico, edad biológica 93 años y 3 meses y 14 días…Artrosis, corregida. Trazas de células cancerígenas eliminadas. Ligera desviación de columna, corregida

-          ¿Qué?

-          Perdone, es simplemente protocolo. No me he presentado, soy Tarnel Vigdum.Jefe de la sección de Respuesta Temprana a Agresión Biologica.Como ya habrá deducido, le hemos revivido.

  Cuando iba a hablar, empecé a toser compulsivamente. Tarnel espero pacientemente sin borrar un segundo la sonrisa de su cara. Finalmente conseguí preguntar algo que me estaba reconcomiendo desde hacía horas.

-¿En qué año estamos? ¿2045?

- Hemos repasado varias líneas cronológicas. “En su línea temporal” efectivamente había una empresa llamada Quentin Dynamics que aseguraba que en 20 años podrían recuperarles de su estado de suspensión orgánica permanente. Lamentablemente no fue asi.La empresa entró en quiebra y cerró. Un siglo después hubo una gran guerra y su especie casi desapareció.

-¿Mi especie? ¿Un siglo después? ¿Una gran guerra? – apenas podía articular palabra

-Respondiendo a su pregunta, y de acuerdo al viejo cómputo. Estaríamos en el año 2344 aproximadamente.

Literalmente me quede sin habla.Tarnel pulso un botón táctil de la mesa y un extraño fluido amarillo entró por una de mis venas cableadas. Me sentí inmediatamente más tranquilo. Mi interlocutor continúo con su explicación:

-Les encontramos a todos ustedes en un bunker a más de un kilómetro de profundidad. Creíamos que en la vieja Tierra ya no quedaba vida alguna. Se podría decir que todo fue fruto de la casualidad. Se preguntará ahora lo siguiente: si ya no existe Quentin Dynamics, ¿Por qué les hemos revivido? Le diré algo. La muerte es imparable incluso en el futuro en el que ahora vive. Por lo tanto, a usted como a sus compañeros apenas le quedan unas horas de vida. Sin embargo su capacidad inmunológica es increíblemente superior a la nuestra. Sus cuerpos, paradójicamente son más jóvenes y fuertes que los nuestros. Resisten mucho mejor las enfermedades. Encontrarles ha sido un regalo imprevisto, impagable. Tal vez después de todo si exista algún Dios, quien sabe , y este siga velando porque la vida no acabe de desaparecer.

-¿Entonces voy a morir? – pregunté.

Sanders volvió a pulsar el botón y aquel  terrible pensamiento súbitamente desapareció.

-Durante estas últimas horas voy a enseñarle cómo es el Futuro. Y va a ver cosas increíbles  y maravillosas, cosas que ni en sus más audaces sueños llego jamás si quiera a imaginar. Le aseguro que al final este despertar, este salto hacia el futuro, va a ser lo mejor de toda su vida.

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