El apacible estante mostraba su cara de espejo en la iluminada noche de luna llena, el canto de un lejano búho coronaba el hermoso estribillo que grillos y ranas brindaban a la hermosa noche, y un delicado aroma de flores nocturnas ponía el toque final de belleza sin igual a tan paradisíaco paisaje, una pareja enamorada se acercó hasta el estanque, él, un fornido muchacho de negra y abundante cabellera y piel canela que a la luz de la luna tomaba un hermoso tono terciopelo, ella rubia de dorada cabellera y ojos verde esmeralda, usando jeans tan apretados que dejaban sin aliento a más de un mortal ante la belleza de su cuerpo, se pararon a orillas del estanque a disfrutar de la belleza de sus rostros, acababan de hacer el amor en la profundidad del parque y mostraban en sus caras el brillo del deseo satisfecho, bebieron un poco de agua para apagar la sed propia del arduo ejercicio ejercido cuando viendo su reflejo en el agua notaron un extraño brillo metálico en el fondo del pozo, se acercaron más y más hasta casi tocar el agua con sus rostros, de repente dos huesudas, descarnadas manos tomó a cada uno de los muchachos por el pelo, halándolos con fuerza sobrehumana hacia las aguas, los dedos de aquellas manos largos y huesudos terminaban en unas terribles uñas largas y filosas como garras de águilas que se clavaron en las cabezas del par de jóvenes rompiendo piel y huesos y dejando al descubierto parte de sus cráneos, vana fue la lucha, vanos los gritos, las huesudas manos se abrían y cerraban asiendo a la pareja por diferentes partes del cuerpo y quebrando huesos y rasgando piel sin misericordia. Poco a poco dejaron de luchar, poco a poco fueron arrastrados los moribundos cuerpos al fondo del estanque mientras pececitos de colores e inusitada belleza daban cuenta voraz y rápidamente de los restos de piel, sangre y pelos que quedaban en la superficie del agua, en pocos minutos todo volvió a la normalidad, una noche hermosa, una luna bella, perfume de flores nocturnas y cantos polifónicos de trasnochados animales, y por el camino hacia el estanque otra joven pareja sedienta por el ajetreo propio del sexo joven y desbocado en busca del agua refrescante.