Desde finales de la década de los cincuenta hasta mediados de la de los sesenta, el productor cinematográfico Samuel Bronston, ruso-norteamericano de origen judío, decidió trasladar a España todo su equipo para poder realizar su sueño de crear en nuestro país un nuevo y más moderno y hasta liberal Hollywood.
Concebía el cine como algo colosal, el espectáculo de los espectáculos, y en ese plan no podía hacer gran cosa en Estados Unidos, con altos impuestos y ninguna ayuda oficial.
La España franquista le proporcionó cuantos medios fueran precisos, a cambio de que llevara por el mundo la imagen de nuestros paisajes de cara al turismo que ya empezaba a afluir, y tras su primera película aquí, "El Capitán Jones", ya histórica, pasó a realizar un remake de "Rey de Reyes", con apoyo italiano, que fue un gran éxito comercial y que daba una imagen muy humana de Cristo. Ni que decir tiene que encantó a la Iglesia de la época, aunque obispos hubo que torcieron un poco la expresión.
Vino después el esplendor de "El Cid", que contó con la aprobación del historiador Menéndez Pelayo, muy anciano ya, y que daba una imagen quizá no muy acertada del mítico personaje, pero que sirvió para que todo el mundo supiera quién había sido tan excepcional guerrero.
A continuación vino "55 días en Pekín", que fracasó comercialmente a pesar de que los falleros valencianos se encargaran de montar un Pekín del año 1900 verdaderamente admirable, del que no llegaron a aprovecharse todos los decorados.
Los Estudios Bronston (denominados luego Buñuel) estaban ya tramando "La caída del Imperio Romano", pero mientras tanto produjeron "El fabuloso mundo del circo"(Circus World), que fue un fracaso rotundo, por simple comparación con la muy superior "El fabuloso mundo del circo".
"La caída del Imperio Romano", mal copiada ahora en "Gladiator", fracasó precisamente por su colosalismo, pero para cualquier cinéfilo es una de las mejores películas jamás filmadas.
Ya en caída libre se filmó "Pampa salvaje", que marcó el final del Imperio Bronston.
Posteriormente, el guionista preferido de Bronston, F. Jordan, rodaría en España "La gran aventura" y "La batalla de Las Ardenas", que no sirvieron para resucitar nada.
Bronston trajo a España a los mejores actores y directores del momento, y a músicos tan expertos en bandas sonoras como Miklos Rozsa y Dmitri Tiomkin.
Comoquiera que su sueño era hacer una gran película sobre Isabel la Católica, creo que no está de más incluir este artículo en el apartado de Historia. Él entendía la Historia a su manera, pero a muchos jóvenes de entonces nos puso en el camino de interesarnos de veras por ella.