Caminaba por el bosque, bajo la luz de la luna; todo estaba en silencio, sentía solo el aire que rozaba mi cuerpo, cuando de pronto oí una voz muy cerca, que me decía... a dónde vas caminante?... Me detuve y noté sorprendido que nadie estaba a mi lado. Me dije, solo es mi imaginación, y seguí caminando. Pasaron unos minutos y volví a escuchar la voz... ¿puedo acompañarte?, no te asustes, soy Brisa, soy parte del aire... Brisa?, exclamé, ¿en dónde estas, no te veo?. ...Mira bien, ¿ahora me ves?...

Apareció un reflejo de la luz de la luna, poco a poco iba surgiendo una mujer, de ella, solo su rostro se apreciaba. Sus ojos eran grandes, el color de ellos cambiaba rápidamente, algunas veces eran del color del atardecer, o del cielo, o de las flores, o de la vida, hasta el color de la oscuridad. Eran los ojos más expresivos que he visto jamás, quede atónito al mirarlos.

Soy Zarco, el caminante, el viajero, me presenté. ...¿Zarco?, y ¿qué significa Zarco?... le conté que cuando iba a nacer, estabamos en medio del bosque, mis padres también eran caminantes, me dijeron que recién vine al mundo todo a nuestro alrededor se tornó de un azul, muy azul e iluminado, era un azul claro intenso, en ese momento mi madre supo que nombre ponerme y Zarco me llamó, que significa de color azul claro, de ahí viene mi nombre. ... ¡qué hermosa historia, bello es tu nombre!, me dijo, y ¿para dónde vas Zarco?... Voy al “Mundo Azul”, ...¿al Mundo Azul?, exclamó, y ¿dónde esta ese mundo?... No lo sé, solo sé que lo sentiré cuando esté cerca de él, seguiré caminando hasta sentirlo... ¿Puedo acompañarte?, hace tiempo que te estaba observando y vi en tus ojos el infinito, la luz, el aire, y no pude evitar presentarme a ti, Zarco...

De pronto se sintió un aire muy fuerte, apareció otro rostro, era de hombre, se oyó su voz que le decía a Brisa... ¿No sabes que nos está prohibido hablar con los humanos?, nuestro padre el Huracán se enfadará contigo. Brisa, vuelve antes de que se entere... Pero hermano Viento, él no es un humano como todos, él es azul claro, no lo ves?, hay aire en sus ojos... Brisa, Hazme caso, nuestro padre se enojará contigo. Enojarse?, no lo creo. Está bien, tú lo decidirás!... y desapareció el rostro de Viento. No te preocupes Zarco, te acompañaré en tu viaje, y emprendimos la marcha.

Me di cuenta que al acercarse Brisa a cada ser, estos danzaban alegremente; las flores, la acacia, el cedro, la ceiba, el roble, el pomarroso, hasta el gran Baobad bailaban al mismo compás. Mientras que las Guaduas, al frente, movían cada tallo, cada hoja, según el ritmo que le daban los sapos y las ranas al croar. La perezosa adormidera se despertó abriendo sus hojas y extrañada se unió al gran baile. Las Mariposas, las abejas y toda clase de pequeños animales hicieron un gran circulo y danzaron alrededor. Las cigarras, los grillos, los pájaros formaron un coro. La miré a su rostro, sus ojos cambiaban de color más rápidamente, con gran alegría, se veía toda la belleza en ellos. Ella me miró, sentí sobre mi cuerpo su manto de aire que me acariciaba... Cierra los ojos Zarco y siénteme... Ella y yo éramos uno, volábamos juntos, los dos éramos aire, luz, verde, azul, atardecer, luna, vida.

De repente, un fuerte Huracán irrumpió, y con él su rostro, la voz era gruesa, se acerco a Brisa y le dijo... Cómo osas desobedecerme, no te he dicho que no te dejes ver de los humanos?... Padre, él es diferente, él tiene aire en los ojos... Brisa, tienes que obedecer la ley, ven conmigo ahora!, tu sabes que el humano no conoce ni comprende al aire. Pero Padre, él tiene aire en los ojos, repitió. Te dije que vengas, obedece!... Esta bien, espera un momento y me despediré. No te demores, dijo.

Brisa me miró con gran tristeza, con voz suave dijo... Zarco no podré ser más tu compañía, formaras parte de mis ojos, serás todo el color en ellos, serás parte de mí... y la vi desaparecerse poco a poco con sus ojos oscurecidos. Todo a mi alrededor se quedó quiero, las flores, los arboles inmóviles. Empezaron a caer pequeñas gotas de agua, miré hacia el cielo y por un momento vi su rostro y que de sus ojos brotaban gotas de agua. Ella se iba desvaneciendo hasta desaparecer; más no sus lagrimas, que seguían cayendo sobre mí, sobre los arboles, sobre todo, como la lluvia.

Mientras allá en la inmensidad del cielo... ¿Qué tienes Brisa?, ¿porqué lloras?... Hermano Viento, no me siento aire, no me siento vida! Se escucho la voz de Huracán llamando a Brisa. Me llamabas Padre?, contestó. He pensado mucho en esto y no entiendo por qué me dices que el humano tiene aire en sus ojos. Padre, porque el vuela con su aire, él es azul claro, él es parte del cielo. Brisa, de verdad crees que es parte del cielo?... Sí, lo siento, lo sé, déjame ir a su lado. Así juntos podremos encontrar el Mundo Azul. Y en el bosque...

Todo esta quieto, oscuro, frío, inmóvil. Cuánta falta me hace su aire, me siento solo, sin ella, sin su color, sin su luz, sin su vida, ya no quiero caminar más, sin ella no puedo dar más pasos. Una enorme tristeza me embarga.

De pronto se iluminó el bosque, danzó todo a mi alrededor y estaba allí su rostro, sus ojos de color, su manto de aire me rodeaba, me acariciaba, jugaba con mi cabello. Todo era azul, y me sentí muy liviano, miré mi cuerpo y ya no estaba, solo estaba mi rostro, mis ojos. Zarco, tus ojos están cambiando de color, en ellos esta todo. Ahora eres Viento. Y desde ese entonces comprendimos que habíamos llegado al “Mundo Azul”.