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El Proyecto Rebecop

Rebeca era una científica espacial que trabajaba en una estación instalada en Hidra, una de las lunas de Plutón. Su misión principal era diseñar unos robots policías que permitieran mantener la paz en todos planetas habitados de la Vía Láctea. Rebeca bautizó a su trabajo como El Proyecto Rebecop.

Pasaban los meses y el equipo de Rebeca no conseguía crear un robot lo suficientemente eficaz en la lucha contra el crimen. En las pruebas siempre había algo que acababa derribando o destruyendo a los prototipos. 

Rebeca había cambiado cientos de veces los esquemas y había introducido mejoras para todos los problemas que surgían, pero al final sus robots policías acababan derrotados.

-¿Qué es lo que no veo? -se preguntaba Rebeca-. Mis robots siempre acaban en el suelo o volando por los aires o sin un brazo o una pierna.

-Rebeca, ¿estás bien? -preguntó Tristán, uno de sus compañeros.

-¡Eso es! ¡Nuestros rebecops necesitan otro brazo y otra piernas! -gritó Rebeca, llena de júbilo.

-Pero, ¿qué dices? -preguntó Tristán.

-Analiza las imágenes, Tristán -ordenó Rebeca-. Estoy segura de que si añadimos un brazo y una pierna a los rebecops nada ni nadie será capaz de vencerlos.

Todo el equipo se puso manos a la obra. Había que rediseñar todo el sistema para adaptarlo a dos miembros más.

Llegó el gran día de la prueba. Rebeca estaba eufórica. Estaba segura de que funcionaría. Por eso no se anduvieron con chiquitas y pusieron al nuevo rebecop frente a frente con el MalignusXXZ, el robot pirata más letal que se había inventado.

El rebecop no duró ni cinco minutos. El MalingnusXXZ lo dejó hecho trizas

-¡¡¡No!!! -gritó Rebeca.

Rebeca se puso a llorar de angustia. 

-Lo tenía, la idea era buena, todo funcionaba sobre el papel -dijo Rebeca-. No hay explicación para esto.

-Tiene que haber una explicación -dijo Tristán-. Siempre la hay. Solo hay que buscarla.

Tristán miró a Rebeca, le cogió los brazos y la tiró al suelo.

-¿Podrías haberte soltado? -preguntó Tristán.

-Si hubiera tenido un tercer brazo y una tercera pierna me podría haber soltado y te hubiera hecho mucho daño -dijo Rebeca. 

-Pero si yo hubiera sabido que los tienes no te habría cogido así -dijo Tristán.

-¡Eso es! -gritó Rebeca-. El brazo y la pierna deben estar ocultos, para que los robots inteligente no puedan escanearlos. Así, los rebecops podrán utilizarlos cuando lo necesiten.

-Será un factor sorpresa -djio Tristán.

Todo el equipo se puso a trabajar en el nuevo diseño. Los nuevos rebecops tendrían varias piernas y varios brazos más que sacarían por diversos lugares en caso de necesidad y que servirían como repuesto si perdían alguno en la lucha.

Tras muchos meses de esfuerzo Rebeca, Tristán y todo el equipo consiguieron crear el robot policía definitivo que puso fin a las olas de robos y violencia que amenazaban la paz del universo.

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