Nunca fue tan breve una despedida, te fuiste sin más, olvidando aquellos días de melodías, cariño y dedicación, te fuiste casi sin razón, o por lo menos yo no la encuentro.
Quien iba a pensar que esto así iba a acabar, embrujado por tu esencia, cautivado por tus brillantes ojos, acariciando por tus suaves y dulces manos... solo vivía por y para ti, para hacerte feliz, para verte sonreir. El mundo me parecía maravilloso cuando estaba a tu lado, que ahora todo se me ha vuelto oscuro, lúgubre, solo oigo tristes melodías, quiero pensar que es una pesadilla...pero el horrendo sonido del despertador, me recuerda cada mañana que ya no estás, que ha quedado huérfana la otra mitad de la cama...
Mi bella Inés, te subiste en el tren, te alejaste de mí, como el cierzo hace cuando sopla en otoño con aquellas ya marchitas hojas, marchitándose también mi corazón, habiendo perdido ya toda su savia.
Aunque ahora no pueda marchar contigo, quiero que recuerdes que el "amor es lo único que sobrevive más allá de la muerte" y cuando el tren pare en mi estación, te buscaré toda la eternidad, para llena de nuevo este vacío de mi corazón.