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-Sr fiscal, es su turno. Largue usted por esa boquita.
-Gracias señoría. Sras. y sres. del jurado, distinguido público: Yo al final de este juicio podré demostrar que el acusado D. Venancio Lorente es culpable de ser culpable de asesinato, de homicidio y de lesiones incompatibles con la vida en la persona de D. Damián Satrústegui, aquí presente.
El hecho de que D. Damián parezca vivo no debe llevarles a error, puesto que las evidencias engañan como sabe todo el mundo.
Los hechos que probaremos hoy en esta sala se remontan al 13 de Mayo del año en curso, hora más, hora menos.
Esa noche el acusado entró en el domicilio de D. Damián y sin mediar provocación alguna, le asestó cuatrocientascincuentamil puñaladas en buena parte de su cuerpo...
-!!!Protesto, señoría!!!- vociferó el abogado defensor- !!!Ningún cuchillo aguanta tanto!!!
-Se admite la protesta, abobado.- habló el juez- Que no consten en acta tantas puñaladas. Quitaremos seiscientas. ¿Le parece justo?.
-Sí, muchas gracias, señoría.
-Que prosiga la exposición el sr. fiscal.
-Bien, pues tras tamaño acuchillamiento, presento aquí la factura de la tintorería y del sastre de D. Damián, puesto que su traje quedó perdido de sangre y hecho unos zorros.

El juez apartó su vista del tamagochi con el que se estaba entreteniendo y echó un vistazo a la factura.
-!!Madre de Dios, qué palo!!. Bueno, concluya, fiscal.
-Con la venia. Además el sr. Damián cuenta con 18 testigos presenciales: Son aquellos actores de la última fila.
-Muy bien,- dijo el juez- y ahora puede declamar un rato el abobado defensor.
-Señoría, sras. y sres. del jurado, respetable... Mi defendido es inocente de los cargos que se le imputan. No sólo no mató al Damián ese, sino que él mismo fue objeto de amenaza y agresión verbal e física por parte de la falsa víctima.
De las ofensas verbales puedo presentar documentación puesto que obra en mi poder una cinta magnetofónica con la conversación que mantuvieron los dos litigantes en litigio. Se trata de una cinta grabada pulcramente por mi propio equipo de actores, que son los que se encuentran allá en la segunda fila de la derecha.
-!!!Protesto!!!- aulló el fiscal- !!!Esa cinta puede haber sido manipulada!!!.
-Naturalmente- corrigió el juez- todas las cintas provienen de un proceso de manipulación. No se creerá usted que crecen en los árboles como las sandías.
El fiscal agachó la cabeza y volvió a su asiento.
En ese momento el juez se puso en pie y dijo:
-Haremos una breve pausa para ir al bar y fumarnos unas cuantas cajetillas. Se reanudará la sesión dentro de 35 minutos.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 y 35.. bufff.

-!Se reabre la sesión!. !Presente sus testigos el fiscal, o el abobado, o ambos, pero ya, que tengo prisa!.
-Señoría,- dijo el abobado- yo propongo que llamemos a declarar directamente al acusado, porque si empezamos a interrogar a todos los actores, esta película nos puede llevar cien folios.
-De acuerdo- aceptó de mala gana el fiscal ante la mirada autoritaria del juez.
-Pues bien. !El estado contra Venancio Lorente, llama a declarar a éste último, puesto que el primero es enorme y no cabe en la sala.

Venancio subió dos escalones de madera y se colocó en el estrado. Levantó la mano derecha y juró que aquello parecía un Biblia.
-Proceda sr. fiscal- ordenó el juez.
-Con la venia. Sr. Venancio. ¿No es cierto que usted mató a D. Damián para dirimir sus diferencias, puesto que él es rubio y alto, y usted cano y calvo?.
¿No es también cierto que no es lo mismo sano y salvo que cano y calvo?.
¿No es acaso cierto que lo había matado ya en reiteradas ocasiones?.
¿No es cierto que usted cuando no tiene nada mejor que hacer y se aburre, en vez de chatear como todo el mundo, acude a la casa de D. Damián y lo mata una y otra vez?.
-No, sr. fiscal, eso es una injuria, una calumnia y además no es cierto porque no se ajusta a la verdad. Lo cierto es que él me mató primero. Él empezó.
-Recuerde que está bajo juramento- díjole el juez.
-Me acuerdo, me acuerdo, se lo juro señoría.
-Prosigamos pues, fiscal.
-Gracias.- contestóle el fiscal. ¿Es usted capaz de reconocer este cuchillo, sr. Venancio?
-Sí, lo reconozco,lo reconozco, es de Albacete.
-!!!Protesto!!!- se irguió el abobado- !!!Mi defendido no puede hacer un reconocimiento porque no es médico, tan sólo es camillero y además están a punto de echarle por robar bisturíes.
-Aceptado- admitió el juez- Usted, fiscal, intente formular su pregunta de otra manera.
-Como ordene, señoría : ¿Sabe usted cual es la capital de Mongolia?
-Ulan Bator, o algo así. Es que no sé cómo se escribe.
-!!Ajá!!!, te crees muy listo ¿eh?. !!No hay más preguntas!!!.- Se cabreó el fiscal.

-Abobado, su turno.- dijo el juez.
-Con la venia. Venancio, ¿no es cierto que usted cuando la noche de autos dio una cuchillada al sr. Damián, no pretendía seguir, pero debido a un tic nervioso en su codo, se tiró dos horas y media pinchándolo porque no podía parar el brazo?.
-Sí, es verdad.- Susurró el acusado rompiendo a llorar.
-Sr. Venancio,- continuó el abobado- le dije antes que no debía llorar usted hasta mi última pregunta, hombre.
-Ay, es cierto. Se me había ido un poco la cabeza.
-¿Lo ven, sres. del jurado, cómo mi defendido es de honesto?. Ni siquiera sabe mentir o disimular. Es un hombre honrado, intachable. Es el nuero que todas las señoras quisieran para sus madres... Pero no nos desviemos del asunto. ¿Es cierto que D. Damián le robó hace años unas fincas valoradas en más de 1400 hectáreas y las tiene ocultas en alguna parte?. ¿Es cierto que el mencionado señor se acostaba con la mujer de usted (lo que denota valor) y luego lo iba contando por los bares y los locales de numismática y filatelia, para que todas las clases sociales estuvieran al corriente?. ¿Es verdad que D. Damián le llegó a incrustar una patata en el tubo de escape de su utilitario y luego lo filmó con una cámara de video para reirse y enviarlo a programas de la tele?. ¿Es cierto que D. Damián le pone silicona en la cerradura de su piso y le introduce cagarrutillas de can en el buzón?. ¿Es verdad que D. Damián pinta grafitis por las tapias con la cara de usted y unos cuernazos enormes?.
-Todo eso es cierto. Me amarga la vida. Ha convertido mi existencia en un infierno.- dicho eso, rompió a llorar.
-Ahora sí, Venancio.- sonrió el abobado- Y por eso usted, desesperado, fue otra vez a matarlo, pero ¿lo mató?, ¿lo mato realmente?.- concluyó mirando al jurado.

El abobado hizo una pausa valorativa y se dirigió resuelto al juez.
-Señoría, mi cliente y yo aceptaremos el hecho de que lo matase, siempre y cuando la presunta víctima aceptara someterse a un examen medico-forense. Si el experto certifica que está muerto como consecuencia de las puñaladas, aceptaremos la culpabilidad. Pero si por el contrario, el sr. Damián sigue vivo como parece, solicitaremos la libre absolución de mi cliente el sr. Venancio.
-!!!Protesto!!!- gritó el fiscal- !!!Eso es una sucia artimaña. D. Damián jura estar muerto.!!!

-!!Silencio!!- ordenó el juez- Debo deducir que si usted objeta al hecho de comprobar el estado real de la presunta víctima, es porque tal vez esté viva. Con lo cual me veo en la obligación de dictar el sobreseimiento de esta causa e irme corriendo a ver las semifinales de la Eurocopa de fútbol ( un gran papel el de España como siempre), que empiezan ahora mismo.

!!Toc, toc, toc!!!- dijo la maza.
!!!En vista de lo visto en esta vista...
Listo para sentencia!!!
!!!Se levanta la sesión!!!.
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