El agente de viajes


Despuntaba la mañana del tan esperado miércoles para Dárinka, tenía tantas cosas por hacer. Tomaría antes que nada un buen baño, se relajaría, se pondría lo más bonita que pudiera y se alistaría para arremeter con todo, como era ella, y hacer frente a todo lo que hubiera que atender.

Estiró los brazos en los mullidos almohadones, miró pensativa al cielo de su habitación sólo por unos segundos pensando en su encuentro esta mañana con Javier, terminó de estirarse como si quisiera crecer y acto seguido, se lanzó fuera de la cama.

Calzó sus zapatillas de casa y se dirigió al cuarto de baño, pondría bolitas aromáticas en la bañera que el agua caliente desbarataría haciendo una ligera mezcla de aceite y aromas deliciosas a rabiar, así su piel despediría esos mismos aromas al caminar.

Tendría que decírselo a Javier.. o quizá fuera mejor esperar hasta haber hablado con el agente de viajes por la tarde, si, —dijo— será mejor decirle después.

Disfrutaba de su baño cuando a través de la puerta escuchó una voz.

--- Señorita, ¿qué desea desayunar esta mañana? Se lo preparo ya? Los demás han deseado cóctel de frutas, pan con ajo y omelet con chícharos.

Pensó en las grandes cajas de fruta que ayer había traído su papá.

¿Cómo no iban a hacer cóctel de frutas? Sobraría para alimentar a un ejercito, pero, ¿omelet con chícharos de desayuno? Vaya.. qué ideas..—pensó pedir otra cosa, pero la verdad, sólo atinó a preguntar si ya estaba preparado el jugo de naranja,.

--- La chica sonrió—sabía que siempre al despertar pedía su jugo y alegre le contestó que si, que ya estaba preparado. --- Apúrese señorita, ahora mismo le preparo su charola y salga para que no se le enfríe su omelet

Si, Lía, ya terminé, no tardo en salir, gracias. Pero será mejor que no subas la charola, tengo prisa hoy, así que lo tomaré abajo en el pantry, gracias, --- ya voy –

Dicho lo cual, tomó su bata de baño y salió apresuradamente a la habitación, abrió de par en par las puertas de su closet y miró toda la ropa que ahí se le ofrecía. – Me pondré éste traje que tanto le gusta a Javier para darle un gusto y no le vaya a saber mal, si acaso me decido a darle la noticia... – No estaba tan segura de que podría quedarse callada, la llenaba de emoción pensar en el viaje.

Se puso linda a cual más y bajó rápidamente... el desayuno estaba ya servido y sentándose a la mesa llamó a Lía...

--- Mira, ya me tomé el jugo, tomaré un poco del cóctel de fruta, pero la verdad no me apetece para nada el omelet... no le digas nada a nadie que no lo he comido, y mira – decía al tiempo de señalar el plato-- se ve un poco crudo.. no, definitivamente, no lo comeré ---

Me marcho Lía, se me hace tarde, regreso para la hora de comer, pues vendrá un representan de la agencia de viajes y, ... mira.. me voy... luego te cuento, ahora voy de prisa. Le dices a mamá que fui al Centro de Convenciones

La esperaba Javier ya, se besaron a manera de saludo, y tal como ella lo esperaba, Javier la olisqueó... Já... así es cómo a él le gusta que huela... --- pensó .., y con este traje que tanto le gusta ... ¡ estoy perfecta!

La tomó del brazo para entrar al lujoso edificio a dónde la llevaba con frecuencia a sus conferencias. En esta ocasión al no ser él el confereciante, tendrían más tiempo de estar cerca el uno del otro. Tomaron sus lugares. Ella lo veía y pensaba en lo bonito que era tener un noviazgo con alguien como él. Tan tranquilo, tan seguro, tan hombre. Y así observándolo, él devolvió la mirada e hizo un gesto indicándole en silencio que salieran del recinto aquel.

--- Debo hablarte de algo importante Dárinka, bueno, —dijo— importante para nosotros, para nuestra relación. El tema de la conferencia ya lo hemos escuchado y tengo que hablar contigo. Debo decirte algo y no sé por dónde empezar. En realidad, yo mismo no me lo explico. Es algo tan sencillo y tan difícil a la vez ... que no sé como decírtelo --- decía y se repetía, hasta que ella lo espetó

Javier, ¿qué puedes tener que decirme que no me puedas decir? -- valga la redundancia – nosotros siempre hemos hablado de todo sin darle de vueltas --- ¿te pasa algo en especial?

--- Dárinka, es difícil decirle a alguien que has dejado de quererle.. que no te sales del corazón y nunca te saldrás. Pero, algo.. y no sé por qué, me ha pasado y sentí más honesto decírtelo. No lo entiendo, pero mi prisa de verte hoy tan temprano, era motivada porque siento como si estuviera traicionando a alguien y no hay nadie más. --- es sólo que por algún motivo dejé de amarte--- hablaba quedo, pausado, bajo, titubeante
--- Ella no lo podía creer.. se puso firme pero serena... iba a tratar de entender.... si le era posible, y comprender lo que estaba escuchando, así que puso atención mientras él seguía diciendo:

--- Creo que siempre, te lo repito, estarás en mi recuerdo y nunca saldrás de mi corazón, pero ya no podemos seguir y no quiero herirte. -- Sé que lo vas a entender porque eres muy inteligente y me conoces... Siempre he preferido la lealtad y tú y yo siempre, tal como lo dijiste hemos hablado de todo... dime Darin, ¿me comprendes? ¿Podrás entender que no puedo ni pedir perdón por algo de lo que no me siento culpable. Sólo pasó, ¿tú entiendes esto?

Siempre hemos hablado claro Javier, y, esto que me dices me toma por sorpresa. No lo esperaba y aunque lo pueda entender, te darás cuenta que si que me duele. Es una cosa más para pensar...

---¿Una cosa más? – preguntó Javier? ¿Hay algo más en tu cabecita, Darin querida?

Tengo varias cosas pendientes que hacer Javier. Ya algunas te había dicho, así que si no te es molesto me retiro ahora, no quiero hablar en estos momentos del tema... pero sí te escuché y lo habré de pensar. Yo me comunico contigo, Javi, --- se despidió con un beso en la mejilla, giro sobre sus talones y sin decir nada más, se fue en busca de su auto

Dárinka arrancó el auto, la vista brillante, y en este mismo momento supo con toda precisión y exactitud lo que hablaría con el agente de viajes que vendría a hablar con ella esta tarde. Ahora estaba más que decidida. Si estaba dudando si hacer o no el viaje, si quedarse al grito o irse al Japón, ahora estaba más cierta de lo que tendría que hablar con el agente de viajes


Lara Elra Cira
día dos