De pronto una voz muy comosida por mi resono en la calle,dijo con ese sonsonete de tipo culto,aun trabajas, ven aca, iremos a dar un buelta por ahí,sin pensar le sonreí era el viejo aquel tipo de mil palabras que nunca callaba,todo lo decía y sus palabras sabias enseñaban cosas que en los libros no encontraría jamas ,habrio el auto lo encendio y nos marchamos ,paseando como de costumbre por la avenida ,mirando las contrucciones añosas y otras no tanto de esas que le dan un toque de modernidad a la ciudad, hablaba de sus amores con aquella dama mas joven que el , me decía que fue hermoso cuando solo con ella en el desierto de atacama gritaba a los cuatro vientos flaquita te quiero y ella sonreía por sus locuras ,aquel tipo era de una cuna humilde,desde que tenía uso de razón me comentaba dormía en una silla sentado , su madre fue camarera de un hotelucho de malamuerte y lavaba las sabanas a las mariposas de la noche , su madre jamas supo hasta donde había llegado,desde que vendía frutas en la calle hasta que fue profesor universitario un gran ingeniero,todas sus vivencias me las comentaba,y me decía que todos los trabajos por muy sensillos y humildes se tendrían que hacer muy profesionalmente,hablaba que técnicamente no habïa diferencia entre oficio y profesión el punto estaba en que los dos se tenían que hacer prolijamente,si barrías la calle se debía hacer muy bien, tanto como un calculo de ingeniería,a todo esto yo fuí su mejor amigo ,gustaba de dialogar con migo no se porque ,talvez pienso que era por mi forma de mirar la vida ,le escuchaba atentamente y le decía otras tantas, conmigo se podía hablar de todo por que fui un ratón de biblioteca y él con sus estudios académicos me instaba a querer descubrir cosas en los libros y en las personas ,el ruido de la calle siempre enseñaba algo, él decía hasta para subir a la locomoción colectiva se tiene que tener un cultura , la cultura de la calle es importante pues te ayuda a vivir mas en armonía con los demas,lamentablemente el automóvil rojo dejó detener el conductor y yo mis paseos acostumbrados, pero el viejo fue grande, un día contaré otras cosas de él , claro como todos creían que yo era su hijo pues en todos lados nos veían juntos , no, solo era su yerno y amigo del alma, el último de sus amigos, él ahora me me mira desde el cielo y sus palabras retumban de tarde en tarde en mis oidos ...