Eran los años cincuentas, en el pueblo de San Vicente Tancuayalab, ya soplaban aires de relevo presidencial, como era natural estos cambios se efectuaban en petit comité con los potentados del lugar, sin embargo, en esta ocasión, don Teodoro González y don Genaro Castillo no se ponían de acuerdo, pues ambos se disputaban la casilla presidencial para sus respectivos yernos. Gobernaba por ese entonces el General Wulfrano Méndez, que tenía en un puño al estado potosino, un santón en política, él era quien decidía quienes y quién eran los próximos alcaldes. Allá fueron don Teodoro y don Genaro a la capital del Estado para pedir el visto bueno de don Wulfrano. De antemano conocían el carácter irascible y parco del viejo general y que la decisión que tomara al respecto se debería cumplir bajo pena de perder el pescuezo; así que, rápidamente y no sin temor le solicitaron su opinión sobre el candidato; ocultándole, obviamente el altercado entre ellos. Don Wulfrano acostumbrado a mandar, los escuchó y condescendiente les dijo:
- Bueno, pues ahí les encargo el pueblo, lo importante es la paz social y la tranquilidad de los ciudadanos. Póngase de acuerdo quien va ser el candidato, espero durante una semana la respuesta, no quiero mitotes, ni pleitos, a ustedes los responsabilizo sobre este asunto... ¡Pero ya saben, quiero al más idóneo para este cargo!
Ni tardos ni perezosos salieron los rancheros a su pueblo. Religiosamente, a los ocho días estaban haciendo antesala en el despacho del Señor Gobernador, acompañándose de un tercero.
- Pasen dijo don Wulfrano, ¿Ya tienen al gallo...?
- Si señor General, contestaron casi a coro los rancheros, le trajimos a Macidonio Martínez, el sacristán de la parroquia...
- ¡Cómo! –espetó colérico el viejo- y ése ... ¿por qué?
Pálido y tartamudeando don Genero trató de explicar:
- P- pos usté nos dijo: “quiero a Macidonio para este cargo” y al único Macidonio que hayamos fue a este...
- ¡Aah como son tarugos, les dije al más idóneo, no a Macedonio... ora para que se les quite lo pendejo, este va a ser ... ¡