Un cazador acostumbraba a salir de cacería en compañía de sus dos perros cazadores; cuándo el hombre inclinaba su rifle hacía el cielo, apuntando bandadas de aves, tan pronto se escuchaba la detonación salían ambos perros en busca de las presas, al cabo de unos minutos regresaban, uno de ellos sosteniendo entre sus mandíbulas dos o tres aves muertas para entregarla a su amo y el otro regresaba con frutas y otras especies vegetales.
Un día el cazador tuvo que deshacerse de uno de los dos animales debido a ciertas limitaciones que le imponía la ley, y entonces decidió deshacerse del perro que le llevaba frutas.
Pasado algunos años el cazador envejeció y perdió fuerzas y puntería para salir de caza, su perro cazador estaba deseoso de salir a acompañarlo, pero el cazador estaba imposibilitado físicamente y en consecuencia ambos murieron de hambre.