Hoy la tertulia está que arde, no en balde el tema de que se trata es de los que suele levantar ampollas, primordialmente porque cada uno de los que interviene en la discusión tiene una visión distinta, diferente, del concepto examinado. Jaime Balmes, en 'El Criterio', al tratar: 'Qué es el juicio. Manantiales de error, advierte 'Los falsos axiomas, las proposiciones demasiado generales, ... las palabras sin definir,... son abundantes manantiales de percepciones equivocadas ó incompletas y de juicios errados'. La discusión versa, nada más y nada menos, que de la mujer. Y en la discusión se observa hasta la saciedad, quién se refiere a la madre o hermana, quién a la mujer casada, el otro habla de la casquivana y coqueta, y también hay quién cita a la prostituta. Y no poniéndose todos de acuerdo en el tipo de mujer a la que debe centrarse la discusión, que duda cabe que la tertulia es un pandemónium.
-La mujer es el receptáculo del semen del hombre donde fructifica la simiente que éste le inocula en la matriz por mediación del pene. De ahí que sea un ser que nos merece el mayor respeto, ya que ella desarrolla lo que el hombre engendra -argumenta Luis, el médico.
-Bueno, eso era antes, porque ahora nos bastamos con una probeta ... -destruye la versión anterior, José, el filósofo.
-Con independencia de ese rol que le atribuye la naturaleza, la mujer es el ser que siempre conturba nuestros pensamientos, de día y de noche, pues basta pensar en ella para que las glándulas endocrinas se activen -arguye el joven Ricardo, abogado del estado.
-Está visto que tenéis una mente calenturienta, pues yo nunca he visto a la mujer como un espécimen sexual, sino como a un ser racional con el que cabe dialogar, mirarla como una persona cualesquiera y respetarla -mantiene Recalde, el Notario, con firme convicción.
-Hombre, Recalde, yo también pienso lo mismo en cuanto se trata de mi madre y de mi hermana, pero cuando veo a esas zagalas vestidas con tanto desenfado que permite vislumbrar el noventa por ciento de sus carnes, y que debajo de la exigua tela que "no" las tapa no haya nada más, entonces no es mi mente quién las juzga, sino que actúan esas glándulas a que se ha referido Ricardito, que me obligan, para no llamar la atención, a disimular mi parte delantera con un periódico -sostiene jocosamente Arcadio, el donjuan del grupo.
-Tan bestia como siempre -recrimina Miguelito, el del gobierno militar.- Vergüenza os tendría que dar de tratar a la mujer con tanta falta de respeto, cuando todos nosotros hemos nacido de mujer, que es la misión más excelsa de la naturaleza.
-Ya salió el moralista -intervine Medina, el fabricante. - entonces, esas prostitutas que te vacían la cartera pero te llenan el cuerpo de inmundicia, ¿también merecen el mismo respeto?
-Me extraña que una persona con tu sabiduría y principios haga esa pregunta -contesta Miguelito- ¿Acaso esas mujeres existirían, si no hubiese viciosos como tú? ¿Crees, Medina, que existiría la prostitución, sino se vieran abocadas a ello por la miseria?
-Mesalina no era pobre, y bien que se gozaba dedicándose a ese menester que ostenta el récord de ser el oficio más antiguo de la humanidad -replica Medina.
-¿Sabéis una cosa? -interviene Recalde, el Notario- Que esta conversación fatiga y la considero impropia de nuestro nivel cultural. Como ha llegado la hora de retirarnos, vamos a pagar.