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Categoría: Misterios

El condenado

Tras la rejas y a un día del final de mi vida uno se pone extraño, simple, no trata de decirse nada, mas bien me gusta recordar momentos, bueno o malos, no importa, y si alguien se acuerda de uno, es maravilloso... Lo extraño es que a uno no le salen palabras y calla, mira a la persona y tan solo tiene deseos de decirle una cosa: te amo. Eso fue lo que sentí cuando vi a ese niño que dicen que es mi hijo. Nunca antes le había visto, pero él siempre cuenta que me ha visto. Y cómo no me iba a conocer si yo era todo la vedette del circo de la vida, uno de esos que apuesta la vida por una aventura, todo, por el placer del riesgo, el sentir los latidos de la vida por la garganta... Se puede pensar en lo que hice, ¿lo voy a reducir?, cometí un error y no es subsanable, y estoy aquí, me lo merezco, es su precio y hay que pagar. Pero, viendo a ese joven frente a mí, que me dice padre, me hacen sentir tan extraño, siento como si fuera un ángel perdido, mas no es así, quizá por ello es que callo... Cuando se fue el muchacho, vi que lloraba, es que, no pude decir una sola palabra... Por eso es que pienso en silencio y me lo repito una y otra vez, tratando de dirigir todo esto hacia aquellos que jamás he revelado mis sentimientos... Qué gracioso, llegar a este límite para entender la simpleza del disfrute. El tiempo pasa volando y los polis me miran con frialdad, me ponen la comida pero, ¿para qué comer?, no tiene sentido... Cuando vino el cura, le escupí el rostro. Recuerdo que lo hice porque me dijo que si confesaba mis pecados, el señor, todopoderoso, me abriría sus brazos. Me dio tanta risa escuchar estupideces que hice lo que hice, claro que me dieron golpe, pero, la risa fue bestial. Ya va siendo hora, y siento que mi cuerpo tiembla, mi cara se pone tensa, y no soy yo el que manipula este cuerpo, es el miedo, pues no desea acabar su paso por la vida, quizá sea el cuerpo lo que muere, no sé, eso me ha puesto a recordar a una niña que conocí en un café, le dije que la vida podría acabarse con un arma, y ella me dijo que no deseaba morirse. Todos moriremos, le contesté, pero ella se ponía las manos en la cara y lloraba, gritándome que sólo el cuerpo se va pero no los sentimientos... Me quedé mudo, pero lo olvidé cuando hice lo que hice. Ya veo el día que se acerca, y el miedo se ha transformado en una sensación laxada del cuerpo, es extraño. Miro mis manos, veo mi rostro en un espejo y no puedo reconocerme, es como si fuera otra persona, pero, soy yo, y voy a morir... Ya vienen a recogerme. Me han colocado cadenas en todos lados, y así me hacen caminar. Todos los que están en las mismas condiciones, me dicen adiós. Les miro, hacemos bromas, pero, este hielo que entra por mis venas me pone duro, como el metal... Llego a una silla. Me siento. Me tapan la cabeza. Escucho que alguien pregunta por mi nombre, no respondo. Vuelve a repetirlo, no respondo. Continúan, luego silencio... Mi respiración se hace larga, larga, tan larga que mi cuerpo parece estirarse como un jebe de aire... No siento nada, me siento una pluma, aunque mi cuerpo tiembla y la respiración se ha apoderado de todos los miedos, recuerdos, sólo eso siento, el aliento, largo, largo, que va y que viene... No sé por qué, pero me causa dicha, contento... Quisiera ver por última vez con los ojos pero tengo un capuchón en la cabeza, y todo está negro... Ha pasado el tiempo y tan solo he escuchado una tela que se ha roto, como el vestido apretado de una gorda, luego he sentido que del fondo de mi cuerpo ha salido un largo gemido fuerte y grueso, como una serpiente escondida... Luego nada, silencio... debo de estar muerto, pero, ¿por qué aún continúo pensando?... Sigo pensando pero no siento la respiración, no siento nada, aunque aún continúo atado a algo que es de color negro... ¿Será esto el umbral? Lo cierto es que fui un condenado, pero ahora, me siento como una estrella, flotando en la noche, mientras percibo que todas las estrellas empiezan a acercarse, lentamente, bellamente, como si fuera una cadena de brillantes...


San isidro, agosto de 2006
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 17252
  • Fecha: 22-08-2006
  • Categoría: Misterios
  • Media: 5.98
  • Votos: 83
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1853
  • Valoración:
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