Juanito jugaba con sus amiguitos en el parque. Corrían, saltaban, se reían, disfrutaban mucho. Cerca de allí y escondido entre las yerbas un conejo los observaba con envidia. Era un conejo grande, blanco y gris. Aquél conejo no era feliz, estaba un poco triste. Todos los días venia a ese parque, se acomodaba entre el pasto para ver a todos los niños jugar. Un día Juanito llegó más temprano que de costumbre al parque. Sus amigos aún no habían llegado. Se sentó en uno de los bancos a esperar. El conejo vio aquél niño solo, ya lo conocía, venia a jugar al parque casi todos los días. Lentamente y con un poco de miedo se fue acercando a donde estaba Juanito sentado. Cuando Juanito lo vio venir, dijo sonriendo: "¡Que conejo más grande y sus colores son muy bonitos! ¡Nunca había visto un conejo así!" Cuando el conejo se le acerco a Juanito le dijo: "¿Te parezco bonito niño? Sin embargo yo no me gusto, no soy feliz." Juanito se asombro mucho al oír hablar a aquel conejo grande. "¡Tu hablas conejo, no lo puedo creer! Eres muy inteligente. Dime, ¿cómo te llamas y porque no eres feliz?" El conejo se sentó junto a Juanito y respondió: "Me llamo Lalo. Desde que vine por primera vez a este parque y vi tantos niños felices y divirtiéndose, me sentí triste, porque yo también quiero ser niño para divertirme." Juanito comenzó a reírse a carcajadas mientras decía: "¿Tú quieres ser niño? No me hagas reír. Eres un animal." "¡No quiero ser un animal!-dijo el conejo Lalo- quiero ser un niño cómo tú. Quiero correr, quiero brincar, quiero reír, quiero jugar y tener muchos amigos." Juanito le dijo: "¡Pero tu corres muy ligero cómo tods los conejos! Brincas alto y puedes jugar con los demás animales. No sé porque quieres ser niño." El conejo Lalo respondio: "No es igual, los animales no se divierten cómo los niños.Ustedes gozan más.Pueden reír a carcajadas, disfrutan la vida con mucho amor y tú y tus amigos se llevan muy bien. Nosotros los animales peleamos mucho." Juanito respondio: "Nosotros los niños peleamos también. Cuando más peleamos es cuando estamos jugando. La vida de un niño no es tan fácil conejo Lalo." "La vida de un conejo tampoco-dijo Lalo- por eso quiero ser un niño. Quiero jugar y reír contigo y tus amiguitos. Quiero tener dos patas para ponerme zapatos y usar ropa linda cómo la tuya." Juanito lo miraba sorprendido. "No sé como le vas a hacer, no es nada fácil cambiarse de animal a niño. Yo puedo jugar contigo aunque seas conejo y también puedo ser tu mejor amigo." "Ya eres mi amigo-dijo el conejo Lalo- ¿cómo te llamas?" "Me llamo Juanito. Me gustan los animales. Tengo un gato y un perro, pero ellos no hablan. El gato maúlla y el perro ladra. Te puedo llevar a mi casa y allí todos jugaremos cómo muy buenos amigos."
"Gracias amigo Juanito-le dijo el conejo Lalo- pero mi sueño es ser niño. Yo sé cómo convertirme en niño, pero necesito que otro niño me ayude.¿Me ayudarías Juanito a convertirme en niño?." "Esta bien- dijo Juanito- ¿qué tengo que hacer amigo?" "Tienes que darme a beber un vaso de vino." Juanito brinco de su banca asustado. "¡No, no, no puedo hacer eso! ¡El vino es para los adultos!" "No te asustes Juanito. Solo es un poco de vino que tomare para poder ser niño. Sé muy bien que no es una bebida para ningún niño, pero ahora yo soy un animal, y aunque tampoco puedo beber vino, lo necesito." Juanito lo pensó un rato. Después recordó que su padre se tomaba una copa de vino en las comidas. Se fue para su casa y le dijo al conejo Lalo que regresaría pronto. Al rato regreso con un platito lleno de vino. El conejo Lalo estaba muy contento. Le dio las gracias a su amigo Juanito y se tomo todo el vino. Comenzó a brincar de lado a lado, hasta que quedo convertido en un joven muy bonito y con su pelo gris. Juanito no podía creer lo que estaba viendo, quedo anonadado. Cuando el conejo Lalo se miró se asusto muchísimo. No era niño, era todo un jovencito de algunos veinte años. "¡No eres un niño, eres un muchacho grande!" -dijo Juanito- "¡No sé que pasó, algo hice mal! Una bruja me dijo que si tomaba vino me convertiría en un hermoso niñito." "¿Y que va a pasar ahora?" -respondio Juanito- "No se amigo. He cometido un grave error. Yo solo quería ser un niño cómo tú." En eso llegaron todos los amigos de Juanito. Eran más o menos de su misma edad. Uno de ellos al verlo hablando con aquel joven, pregunto: "¿Quién es ese joven con quien hablas?" Juanito aún sorprendido por lo que le pasó a su amigo, dijo: "Es el conejo Lalo y es mi nuevo amigo." Todos comenzaron a reír a carcajadas, mientras algunos se burlaban y decían: "¿Ese joven es un conejo y es tu amigo? Jajajajajjaja, ¿será que le dicen conejo por los dientes?" Juanito estaba muy triste por su amigo Lalo. El conejo lalo ya no podía ser niño y no sabia que hacer para volver a ser conejo. Se puso a llorar y le dijo a Juanito: ""Amigo mío, ni soy niño, ni soy conejo. No sé quien soy ahora. Me marchare muy lejos, hasta que algún día pueda encontrar la forma de volver a ser conejo. Adiós amigo y no sufras. Ha sido mi culpa." Juanito abrazo a su joven amigo y le dijo tristemente: "Adiós amigo, si algún día regresas, ven al parque y te prometo que jugare mucho contigo. No importa que seas más grande que yo." El conejo Lalo se marcho lentamente. Estaba arrepentido de haber querido ser un niño. Juanito esa tarde no pudo jugar tranquilo, pensaba mucho en lo que le había ocurrido a su nuevo amigo el conejo Lalo. Tenia que contárselo a su mamá y a su papá.
no megusto mucho el cuento, me parece que le falta un final feliz, para que los niños que lo lean se sientan bien al saber que el conejito pudo arrepentirse y convertirse en lo que era realmente y se valore.