Demasiados años soportándolos. Demasiado tiempo conviviendo con la soberbia, con la vanidad y el odio de los necios. El mundo ya no podía más.
Casi al mismo tiempo, primero en Europa y después en el resto de continentes, todas las personas de buen corazón, hombres, mujeres y niños, se alzaron contra todo aquél que estaba en esta vida sin merecerlo.
Poco a poco, bien por acción popular o por medio de guerrillas, los "seres absurdos" fueron desapareciendo de la faz de la Tierra, hasta que no quedó ninguno. Los revolucionarios, unidos como hermanos, juraron que nunca más un necio volvería a pisar la misma tierra que ellos.
Comenzaba una nueva era.
¿Para qué moraleja?, ya está implícita en el texto.
Cuidado amigo, que éste relato en vez de sacarnos a flote nos hunde. Hay una contradicción de términos que nos deja en evidencia sobre la faz de la tierra. La moraleja que faltó: un ser absurdo sobre la faz es un revolucionario tenaz.