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El cuarto oscuro

Cosas llegan a mi mente, memorias de mi niñez.

Talvez es tarde, son como las 10, espero, recordar con exactitud, lo que viví esa noche, como es uno de niño, pero ahí recuerdos, que uno quisiera olvidar, pero quedan grabados.

Mi abuela materna, tenia una casona vieja en la zona 3, cada cierto tiempo, mi madre, me mandaba a visitarla, a un que fuera época de clases, siempre cuando llegaba, me dejaban sola a dormir en un cuarto de visitas, que le decían todos el cuarto oscuro, solo tenia una ventana al baño y por eso era su nombre, porque al cerrar las puertas del baño y del cuarto, quedaba en tinieblas, nunca me han gustado los encierros, padezco de claustrofobia; siempre dejaba la puerta abierta del patio de esa casona vieja, pero un día, estaba pequeña ya me había despedido de todos y dado las buenas noches, había hecho mi ritual de dejar todo ordenado porque tenia clases al día siguiente, como de dejar la puerta abierta, para que entrara la luz y rezar mis oraciones. Ya estaba bien dormida, cuando a la media noche, alguien o algo se sentó en mi cama, cabal cerca de mi, al lado derecho, cuando lo sentí, me desperté y lo vi, que gran susto, se me paro el corazón, no lo podía creer, era un esqueleto con capucha, como los monjes de la recolección, este tenia rostro de calavera, lo mire estaba tranquilo, en mi mente loca creía, que se estaba sonriendo comigo, yo nunca fui cobarde, pero ese día si supe lo que es el miedo, me tape la cara con las colchas, nunca lo había hecho, porque siento que me asfixio al hacerlo, pero mas pudo el temor de tener eso enfrente, en ese momento, sentí como su brazo derecho, pasaba alrededor de mi cintura como abrazándome e inclinándose, me sentí atrapada y empecé a rezar, para que se fuera, al sentirlo que no se movía, me arme de valor y de un salto llegue a prender la luz de aquellos tomacorriente, antiguos negros redondos hechos como de porcelana, al prenderla rápido fije la mirada en lo que vi con la luz apagada, ya con la luz prendida, se había ido, ya no estaba, seria que lo empuje y se asusto o fueron las oraciones que me ayudaron a ahuyentarlo, para mi sorpresa y tranquilidad, nadie o nada estaba en el cuarto, mas que mi bolsón que al saltar, lo había tirado con los pies, pero la puerta estaba cerrada, como fue que se cerro, fue otro misterio, porque era grande y pesada de madera. Desde ese día, nunca mas, regrese a esa casa a dormir, a los años la demolieron, pero me quedo el recuerdo… de esa noche en el cuarto oscuro.
Datos del Cuento
  • Categoría: Sin Clasificar
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