En un desván se guardan eternas canciones. Antiguas, viejas historias, que un desván guarda junto a cada casa. Fue un día feliz para mí, llegué a aquel desván con ansias de revivir junto a los recuerdos que un día yo quise alejar de mí.
Algunos tristes, viejos ya de por sí, otros de mi época infantil. Fueron gratos recuerdos los que volví a vivir, aunque algunos me recordaron que sufrí.
Lozanos estuvieron los recuerdos junto a mi, llegué, presentí, uní mi corazón a cada cosa de allí y me pareció que vida les di.
Pasaron horas, minutos me parecieron a mi, en aquella estancia sentí de nuevo vivir. Recuerdos todos de días dichosos y amargos que viví.
Con el peso de los recuerdos, por aquella escalera descendí nuevamente debía vivir, inquietudes se apoderaron de mi, pero seguí descendiendo porque sabia que era preciso seguir.
Mi corazón loco ante tanto recuerdo no dejaba de latir, escenas de viejos tiempos acumuladas en un momento de sentir. Fue un día feliz el día que volví.