Tenía Juanita
bajo la cama una cajita
de madera y latón.
- Juanita, ¿qué haces?
Te vas a pinchar.
- Tranquila abuela,
te voy a enseñar mi tesoro.
- Vamos Banana,
déjate de cajitas,
y arregla el colchón.
Juanita banana,
perdió la paciencia
esa mañana.
Con una horquilla del pelo,
la niña quería abrir
la cerradura rota.
- Abuela, eres una marmota,
pronto lo conseguiré.
- ¿Porqué tienes tanto interés?
- Tengo que guardar
la última joya que encontré.
- ¿Y, se puede saber qué es?
- Es un diamante rojo.
- Abuela,¿ lo quieres ver?
- Ahora no puedo dejar de hacer
lo que tengo entre manos.
¡Anda niña! Ayúdame.
- Es muy valioso,
y se puede perder,
mira que bonito es.
- (Que de reojos lo echó un vistazo)
Es un garvanzo precioso.
- No, no lo es, es un diamante.
- Pués, entierralo en esa maceta
y, con el tiempo veremos,
si semilla o diamante es.
Al fin, esa mañana
abrió la caja Banana,
y su tesoro guardó.
De ilusiones
también se vive.