El “caballero” se bajó del caballo, pero al hacerlo, el peso de la espada lo desbalanceó y cayó de cara al suelo. Su cuerpo se dobló y no pudo levantarse. El caballo relinchó casi burlescamente y se fue al galope llevándose al “caballero” que había quedado enganchado de un pie. Al rato, antes de llegar a la colina, y asqueado ya de los alaridos mujeriles del hombre, se detuvo. El animal se dedicó a pastar mientras el otro se desenganchaba las cuerdas. Se quitó el casco guerrillero que estaba cubierto de tierra y medio abollado y lo dejó a un lado. La espada la había perdido casi al principio. Quiso ponerse de pie pero no pudo. La armadura era sólo para gente competente y sus articulaciones no lo dejaron moverse. Le quedaba grande. Sin embargo, al ratito llegó el desconsuelo y la desesperación y agarrándolo por las manos lo levantaron. Luego, sin agradecer, se quitó el polvo del cuerpo. El de la cabeza se olvidó de quitárselo. Entonces, se paró derecho, y erguido de hombros, comenzó a gritar. Primero le salió un sapo de la boca, pero no se extrañó. Luego, a los cuatro vientos, pidió que le devolvieran sus cosas. Gritó y gritó y lloró y lloró. Pero entonces se dio cuenta de que estaba gritando para el lado equivocado. Dio media vuelta y se puso a gritar de nuevo.
Al rato, cuando ya no le quedaba voz, desde lejos llego un águila mensajera y se posó a un lado, le dejó el mensaje y se fue. El “caballero” lo leyó.

Debo confesar que me equivoqué. Estudiando mejor el caso, y no como la otra vez, que dije las cosas que vos querías escuchar, llegué a la conclusión de que no hay ningún plan. Descubrí que ella no maneja a nadie, no es capaz. Te tenía miedo, jamás tuvo sentimiento alguno por vos. Nunca estuviste en sus conversaciones. El problema acá lo tenés vos. El que es ladrón piensa que todos lo son. El que escribe mejor nunca fue manejado. Aunque tu cabeza de piedra lo niegue. Perdiste con ella, y eso es lo que te molesta. El mejor nunca se metió con tus amigas. Nunca les hizo nada a ellas ni les voto en contra. Lo que sucede, homero jota simpsons, es que tu cabeza no entiende que hay otra gente en toda la página y que también lee y que también vota, no solamente él. Si hicieras una investigación a fondo con la CIA, verías que los IP pertenecen a otras provincias y hasta otros países te diría. Nunca existió un plan y él nunca se dedicó a comentar ni hacer lo que vos decís que hizo. No valía la pena. No quieras desviar la atención, que está centrada en vos. Lo que siempre sucedió, fue por vos “caballero”. Porque sos insoportable. Sin más, me despido de vos. Tu psicóloga amiga.

Arrugó el papel y lo tiró al suelo, desesperanzado e incrédulo, negó los sucesos con su cabeza, como lo venía haciendo siempre, y empecinado en batirse a duelo, se acercó a la colina, y viendo a sus amigos que le daban ánimos, se dispuso a sacar la espada, pero entonces recordó que la había perdido, entonces se puso en posición de boxeador y empezó a moverse y dar golpes al aire. Fue justo cuando la puerta se abrió e ingresaron dos enfermeros que lo sostuvieron por los brazos y un tercero le colocó la medicación. Luego de hacerlo, lo dejaron sentado en la cama y se retiraron, cerrando la puerta tras de sí. Sus ojos se cerraron, y antes de desvanecerse por completo, la vio a ella, la mujer de sus sueños, la que hacía que sus latidos tuvieran sentido, irse de la mano con el otro.