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Categoría: Misterios

El fantasma de la abuela

Habíamos pasado el día viajando en el coche,
Aunque estábamos agotados, el viaje valía la pena.
Veríamos a los abuelos después de ocho años.
Tenía gratos recuerdos de ellos, su casa, su pueblo.
Pero más aun de las fantásticas historias de la abuela.
Sus historias de fantasmas, que debo añadir ella creía y
el abuelo reía. Reconozco que muchas de ellas me impidieron
dormir en calma, ¡Era tan pequeña!, ocho años atrás solo tenía
nueve años. Mirando atrás, hoy comprendo al abuelo.
Pero aun así ardo en deseo de escuchar esas historias.
Poco a poco empezamos a divisar el pueblo, es un pueblo
fundado en los 1800 y algo más.
Con sus casas coloniales, su bella plaza, con bancos de hierro
y una hermosa glorieta o plazoleta. Al verlo pareces volver a esos años
y esperas ver aparecer esas damas de largos trajes y hombres con
sus botines y sombreros de alta copa.
Que igual estaba el pueblo, tan bien cuidado y aun las personas te saludan
Como parte de su familia.
Dice mi padre que eso ocurre siempre en los pueblos pequeños.
Donde todos se conocen y son de una forma u otras parientes,
ya sea por alguien en el pasado o por uniones del presente.

Después de saludar aquí y allá a viejos conocidos, llegamos a la
Casa de mis abuelos, casa colonial como tantas otras, solo que esta
Poseía un hermoso jardín que data de la época de mi bisabuela.
Mire aquella casa, buscando en mi memoria si era como la recordaba,
estaba igual, quizás un poco más pequeña, pero más bello el jardín.
De pronto se abrieron las puertas, ¡allí estaban mis abuelos!
Mis ojos se nublaron de lagrimas, que viejos estaban, sus espaldas
Encorvadas, sus rostros arrugados y coronado de blanca nieve, llena
Su cabeza de canas. Al mirar sus ojos, sentí que aun poseían la fuerza,
El amor y la belleza que poseen todos los abuelos.
Nos abrazamos y besamos, cuanto nos hemos extrañado.
Después de la normal recibida, pregunte a la abuela si aun veía sus fantasmas.
El abuelo riendo respondió por ella y dijo:
-Mi niña, tu abuela no vive sin ellos-
Mi abuela mirándome con picardía respondió:
-Calla papa, la niña si me cree.-
Le dije que si, pero era mas porque me encantaba como contaba las historias.
Mi abuela poseía el don de un buen narrador y la imaginación de una gran
Cuentista.
Prometió más tarde narrarme la historia del último fantasma de la casa.

Al llegar la noche ansiosa le pregunte si me contaría la historia, sonriéndome
Me pidió que la ayudara a terminar de limpiar la cocina y bebernos una
Deliciosa taza de chocolate caliente y unos panecillos dulces, que me preparo.
Ambas cosas que adoraba de niña.

Terminamos de limpiar todo y nos sentamos en la mesa de la cocina.
Como había prometido empezó la historia…La historia del fantasma
Que busca a su amada.
Así me la contó mi abuela:
- Hacen unos meses atrás, una noche que terminaba de recoger la cocina,
Me senté como estamos ahora, de pronto sentí que alguien detrás de mi me miraba,
Creí que era el abuelo, pero no había nadie.
Sin darle importancia me fui a la cama. Esto mismo siguió pasando noche tras noche
Durante una semana. Ya cansada del tímido fantasma, porque presentía era uno, dije:
-Si deseas hablar, ¡Habla!, si no vete, no me gusta que me espíen.-
Parece que eso lo decidió y se dejo ver. Fue algo que jamás olvidare, Aquel rostro,
Aquella mirada y su voz…Su ropa era del siglo pasado.

-¿Te asusto, Abuela?-

-No…Sentí que este era el fantasma mas importante de todos los que había visto,
y a la vez, no se porque sabia que su historia, sea la que sea, yo la conocía.
Le pregunte que quería, si podía ayudarlo.
El solo respondió: - ¡Ayúdame!- y desapareció.
Esto mismo se repitió varios días, hasta que una tarde estando sentada en el jardín
Se apareció y por fin me contó su historia.
Me dijo que era de este pueblo, que muchos años atrás fue el hombre más feliz
del pueblo, tenía todo cuanto había soñado. Tenía el amor de su amada y se iban a casar.
Dos días antes de la boda, ella como siempre acostumbraba salio para la iglesia, allí
Acostumbraba a ayudar a las madres pobres enseñándolas a leer, escribir y el oficio
De costurera. Nunca llego a la iglesia ni volvió a su casa. La buscaron días y días todo el pueblo, el y su familia, pero todo fue en vano. Al pasar el tiempo dejaron de buscarla, pero el jamás dejo de hacerlo. Poco a poco su salud se fue deteriorándose y se
Comportaba como un loco, decía que la oía llamarlo. No valió razones ni médicos, nadie pudo convencerlo que no lo llamaba. Al final, después de tres años, murió.
Pero ni la muerte le ha impedido buscar a su amada. En eso lleva 80 años.
Quede callada, no se porque era una historia que ya conocía, quizás no lo recordaba y
Alguien me la había contado.
Le pregunte como podía ayudarlo, ¡había pasado tanto tiempo!
Me miro y tristemente respondió, ayúdame tu puedes hacerlo. Y desapareció de nuevo.
De eso hacen tres semanas. Quiero ayudarlo pero…-

-¿Pero que, abuela?-

Mi abuela me miro y había tanta tristeza en sus ojos que sentí que faltaba algo que no me había contado. Cuando le iba a preguntar se paro y dijo:
-Bueno mi niña es tarde, debo acostarme, estoy cansada y tengo cosas que hacer ahora. Mañana seguimos hablando.-

Salí silenciosa porque recordaba que cuando mi abuela decía basta nadie la hacia cambiar de idea. Mañana lograría descubrir lo que faltaba.

Muy temprano al otro día, fui a buscar a la abuela, encontré a mi madre y me dijo que esta había salido temprano y regresaría en la tarde.
Me sentí furiosa y a la vez inquieta, presentía que algo no me había contado.
Decidí visitar el pueblo y así lo hice. Después de un rato sentí que debía volver a la casa, no me conformaba, necesitaba averiguar lo que ella callaba.
Al llegar a la casa mire el jardín y decidí descansar un rato en el, ¡estaba tan hermoso!
Me senté en una banca de hierro, que según recuerdo era de la época de la madre de mí
Abuela. Allí pase varias horas, tratando de imaginar que ocultaba la abuela.
No se si me adormecí, me despertó o devolvió a la realidad una extraña brisa, sentí un frió recorrer mi cuerpo y me incorpore dispuesta a huir.
Una voz me detuvo: ¡detente!, no te haré daño. En ese momento pensé, que debía estar soñando. Pero no, allí estaba el fantasma de mi abuela, ¡rayos era tal como ella lo había descrito!
Que deseas, le pregunte, dispuesta a correr si se acercaba mucho.
¡Ayúdame!, respondió.
¿Cómo?, le respondí.
Deja que encuentre mi amada. Y con estas palabras desapareció.
Increíble si no estaba soñando ya estaba como la abuela, viendo fantasmas, la verdad que no me hacia ninguna gracia la idea. ¡Si no creía en fantasmas!
Entre a la casa mas asustada que un pavo en Noche Buena. Poco a poco me tranquilice y pensé que de algún modo por estar toda la tarde pensando en el misterio de la abuela mi mente me jugo una broma pesada. En fin, era un misterio mas para investigar, en caso de que no fuera broma, ahora debía averiguar que tenía yo que ver en este misterio.
Espere a la abuela toda la tarde, creía que después de cena podía reunirme con ella en la cocina, pero mi abuela llego cansada y se acostó temprano.
Otro día más sin saber, la abuela nunca antes me había intrigado tanto.
No le conté a nadie mi experiencia, temía si lo hacia, que mis padres prohibieran a la abuela contarme esas historias. Me dormí, no sin antes rezar todas las oraciones que me sabia, no era cobardea, pero ver fantasma era algo que no me agrada, bueno, es un poco espeluznante.
Temprano al otro día decidí atrapar en la cocina a la abuela.
Al entrar a ella, encontré a mi abuelo, lloraba y se veía más viejo que nunca. Levanto su rostro y no necesito hablarme, vi en el que algo muy grave le sucedió a la abuela.
Corrí a su cuarto y allí estaba… ¡Muerta!
Sentí confusión, rabia, dolor y quede tan callada e inmóvil que solo recuerdo a mi madre alejándome de allí.
Fue confuso ese día, gente que entraban y salían, la preparación de la muerta, mis padres y abuelo desesperados, era una muerte inesperada.
Yo me sentía como si eso que ocurría no fuera real, no podía creer que había muerto.
Me aleje de todos y en un rincón quise huir de toda esa confusión. De pronto sentí que no estaba sola, no deseaba mirar, sabia muy dentro de mí que allí estaba, ¡El fantasma!,
¡Ayúdame!, me susurraba, ¡Deja que mi amada venga a mí! Termino diciendo.
En ese momento comprendí que lo que tanto deseaba averiguar, siempre lo había sabido, por eso mi rabia, por eso ella no me respondió. Su amada… ¡Era mi abuela!
No entiendo como pero en mi abuela vivía la amada de aquel fantasma, en una vida anterior, mi abuela fue aquella que el amo tanto.
Sabia que debía hacer algo, ¿Pero que?
El fantasma repitió: ¡Deja que venga a mí!
En ese momento lo supe, nosotros, mi familia, debíamos dejarla ir. Nadie sabía este secreto, solo yo, así que me acerque a su ataúd y besándola le dije, en un susurro:
Ve abuela se feliz, nos amaste en vida, fuiste buena esposa, madre y abuela, ahora ya no nos perteneces, eres libre. ¡Ve, el te espera!
Cerré los ojos para no verla partir, pero sabia, que si miraba vería, caminando y feliz al fantasma con mi abuela, su amada que encontró al fin.
Datos del Cuento
  • Categoría: Misterios
  • Media: 5.88
  • Votos: 75
  • Envios: 7
  • Lecturas: 3890
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
yadira
invitado-yadira 27-08-2004 00:00:00

este cuento es super bueno, recomiendo que todas las personas lo lean, deberas felicito a la persona que lo escribio, muchas felicidades de verdad es muy bueno, espero que muchas personas piensen igial que yo, pues es el mejor cuento que he leido en toda mi vida, gracias por darme el pracer de leerlo

fernanda
invitado-fernanda 03-08-2004 00:00:00

realmente me gusto este cuento es muy romantico pero triste a la vez esperar morir uno para encontrar su amado .

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