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El gato detective

Tricky era un gato muy espabilado que siempre estaba observando a todo el mundo. Se escondía donde podía para espiar a los demás, siempre iba vestido con una gabardina y llevaba una libretita en la que tomaba notas y una cámara para fotografiar todo.

Su mayor sueño era ser detective para poder ayudar a sacar a la luz todas las cosas malas que pasaran a su alrededor. 

- Si fuera detective, pondría fin a todos los robos y todas las injusticias… - Pensaba cada día.

Cuando se aburría, Tricky inventaba casos que descubrir e investigaciones fantásticas, pero lo que más le gustaba era espiar a su dueño Eric, un niño de 8 años al que le encantaba ir a los museos.

Un día, Eric fue a una exposición sobre Egipto. Allí encontró muchas cosas fascinantes:

- ¡Ahí va! ¡Una momia! ¡Hala! ¡Un sarcófago! 

Lo que Eric no sabía es que Tricky le había seguido hasta allí para jugar a los detectives:

Sábado, 12 de la mañana en el Museo Central. Eric se aproxima a la tumba de Nefertiti. No hay movimientos extraños – apuntaba en su libreta Triky mientras fotografiaba la situación con su cámara.

Pero Eric lo pilló escondido:

- ¡Tricky! ¡Otra vez espiándome! ¡Eres un gato y nunca podrás ser detective! ¡Vámonos a casa anda!.– le dijo muy enfadado.

Los dos se iban a casa, cuando, de repente, vieron a un hombre que corría a toda prisa y la policía lo perseguía. ¿Habría robado algo?, pensó Eric.

Tricky, que era muy rápido, sacó su cámara y echó varias fotografías y, sin decir ni mu, salió pitando con Eric del museo.

Al día siguiente, en todos los periódicos se hablaba de lo ocurrido y, según decían, ni siquiera la policía pudo verle la cara al ladrón. ¡Lo que nadie sabía es que Tricky tenía la solución!

Ese mismo día, Tricky fue a la comisaría y entregó las fotos que había hecho y, gracias a su ayuda, consiguieron identificar al ladrón.

Al día siguiente, apareció una foto de Tricky en el periódico con una medalla enorme donde ponía: Tricky, el nuevo detective de la ciudad

Cuando Eric lo vió, no podía creerlo y se sintió muy orgulloso de su mascota.

- ¡Mi gato ha conseguido atrapar al ladrón! Tendría que haber confiado en él desde el principio. ¡Es el mejor detective del mundo! – gritó como loco de contento.

Eric se había equivocado cuando le decía a Tricky que nunca llegaría a ser un detective y ahora se había dado cuenta de que con esfuerzo nada es imposible. ¿Por qué un gato no iba a poder ser detective?

Datos del Cuento
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