Allá en el siglo XV,cuando todos los seres humanos creían en la magia, se hallaba un bosque, en las afueras de Paris.
Dicho bosque se llamaba "el bosque de el cisne" puesto que el lago que había en el corazón de dicho bosque, tenía forma de cisne.
Las personas que creían en el bosque, entraban allí para obtener magia y felicidad; a las hadas, comida; a los duendes; y osadía y valentia: a los monjes sagrados. Las hadas eran preciosas y muy pequeñas; no medían más de 40 centímetros, los duendes eran de 1 metro de alturo, y los monjes sagrados eran muy serios y callados, y sobre todo muy nobles y altos. Los más altos, llegaban a medir 2 metros.

Una preciosa tarde de Junio, el hada Shane, salió en busca de una de sus amigas; Julia, la cual era muy despistada y le gustaba adentrarse en las zonas oscuras del bosque.
Pasó por al lado del lago de los cisnes, y allí observó, dentro del agua, algo brillante que se movía, y con una ramita intentó cogerla.
Cuando por fin la tuvo en sus manos, vio que era una piedra brillante y hermosa y un monje que estaba subido a un árbol, comiéndose una manzana le dijo: Cuidala, y ella te cuidará a ti.
El hada se quedó tal cual, y siguió andando, pero esta vez con la piedra en la mano. Era tan bonita... cuando la tocaba, se sentía feliz, se sentía diferente.
Cuando pasó un rato, Shane estaba cansada de andar, y decidió buscar a su amiga volando con sus diminutas hadas.
Volando, divisó a una cría de pájaro, lloriqueándo en el suelo. Shane bajó y le preguntó por lo sucedido, y al ver que esta muy triste lo abrazó con la piedra en la mano. Al tocar el hala de dicho pájaro con la piedra, el pájaro alzó en vuelo rumbó a un destino mejor.
asombrada, Shane pensó que la piedra podia tener poderes. Si era así, pensó, iba a ir a buscar a todos los enfermos mentales y físico que encontrara. Y así pasó a la historia la pequeña hada Shane quien, días después, se enteró de la mala noticia de que su amiga se había fugado de su casa para no volver, pero ella salvó a mucha gente de Cancer, Sida, epidemia...
Y por muy pequeñas que sean las personas, todas son grandes de corazon.