Había una vez una blanquísima paloma que era amiga de un halcón. Juntos volaban por el cielo azul. El halcón refrenaba su vuelo para ir junto a la paloma y la paloma cuando estaban descansando en la copa de un árbol o en lo alto de una peña emitía sus dulces zureos que el halcón escuchaba. Y así pasaban los días.

Construyeron un nido en uno de los más altos picos de la cordillera y en el vivían ajenos a lo raro de su emparejamiento.

Una mañana de primavera volaron más alto que nunca y se alejaron de su cordillera. Empezó a soplar un fuerte viento y la lluvia arreció de tal manera que el halcón se situó detrás de la paloma para volver a su nido protegiéndola con sus alas.

Pero un experto cazador que cazaba acompañado de un grupo de amigos al ver a las dos aves disparó hiriendo a la paloma que cayó al suelo. El halcón era especie proteguida y aunque le había quitado la comida con aquel disparo, pensó el cazador, ya encontraría otro alimento.

Pero la sorpresa del cazador no tuvo límites cuando al ir a recoger la pieza cobrada hayó al halcón al lado de la paloma moribunda. El animal no huyó al ver al cazador. Ya cazaré otra se dijo a si mismo marchándose del lugar. Le había impresionado la mirada del halcón y el haberse quedado quieto cuando él se acercaba seguido de su perro.

El halcón llevó a la paloma al nido y allí murieron los dos, la paloma por el disparo del cazador y el halcón porque no se movió de su lado para buscar alimento.

Y en aquella cordillera en uno de sus picos erosionado por el viento puede apreciarse la silueta de un halcón y una paloma.

Y...COLORÍN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO.