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Categoría: Infantiles

El hermanito

Nunca olvidaré aquel día. Contaba solo con 2 añitos de nada cuando mi padre se acercó y me dijo que iba a tener un hermanito.

 

Lo busqué por toda la casa; en el fondo de la bañera, detrás de las puertas, debajo de la cama y hasta en el cajón de los calcetines y ¡nada de nada!.

Por lo que me dijeron llegué a la conclusión de que mi mamá se lo había tragado y que viviría en su barriga durante un tiempo hasta que le crecieran los brazos y los pies un poco más, porque ahora solo se le veía el "pitito" y sabían que era niño bien clarito.

En un ¡plis! ¡plas! a mi mamá le creció mucho la barriga, como un balón de playa. Puse mi oreja en su barriga para oir el mar y el bebé me dió un golpecito, me dijo ¡glup! ¡glup!. Tal vez quería decirme algo, me asomé por el ombligo pero no logré ver  nada ¿estaría aburrido...?.

Le llevé mi pokemon favorito, el puzzle de Dora esploradora, los lápices de colores y una estupenda bici que me regalaron por mi "cumple". Pensé en cantarle una canción, pero mi madre me dió un cachete en el culo y tuve que recogerlo todo. Y todo porque eran las tres de la mañana.

Aun era de noche cuando ví que papá corría en pijama por toda la casa pero no paraba en ningún sitio. Me puso los zapatos del revés  y me sacó al jardín. Se montaron los dos en el coche, papá se bajó y corrió hacia mí, me levantó en volandas y nos fuimos. Por un momento pensé que me habían olvidado y tuve la sensación de que esto se repetiría a menudo.

Durante mucho rato etuve pensando en el Hada con su varita de estrellas que sacaría a mi hermano de la barriga de mamá. Quizás fuera un mago.... ¿o tendrían que llamar a Doraimon...? el saca cosas de su barriga.

Enseguida la abuela, la tita, la vecina y un señor que no conozco de nada se pusieron a darme besos y achuchones hablándome todos con cara de osito de peluche. En un santiamen me ví delante de una cunita y en el fondo solo se veía una carita pequeñita donde todo estaba apelotonado, los ojitos, la nariz y la boquita. Entonces me doy cuenta de que con esas manitas tan pequeñas no podrá coger mi bici, ni el pokemon, ni el puzzle y la verdad es que respire tranquilo pues ya era mucho compartir.

De momento solo llora, come y duerme y después duerme, llora y come, a veces llora, llora y llora. Yo, como no podía ser menos, no como, lloro y me quejo. A ver si así me dan "bibi" y me cambian el pañal que ya me toca.

¡HASTA PRONTO!

FIN

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