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Categoría: Históricos

El hermoso caballito de carton

El caballito de cartón

Introducción

Este cuento: está basado en la vida real. Nos demuestra, que ya desde pequeños, aun siendo muy niños, e inconscientemente, somos incapaces de resistirnos, a las tentaciones quien lea estas letras, pensaran que es solo un cuento infantil. ¡En realidad lo es! en él se ve reflejada en unas cuantas letras, que No siempre el deseo de obtener más, nos trae la felicidad, en ocasiones nos rompe el corazón en pedazos.
Trata de un pequeño niño inocente que a su vez, sin el mismo saberlo, se ve incapaz de decir ¡No! Ante la incoherencia de un hombre. A una delicada situación. Debido a su corta edad, es víctima, del engaño, lo que el niño posee es fruto de un gran esfuerzo. Ese engaño destruyo, su más preciado tesoro ¡Su caballito de cartón!

Caballito de cartón
Corría el invierno del año (1953) en una humilde casa, vivía un matrimonio y sus tres hijos, de seis años tres, y un pequeño recién nacido. Con ellos vivía un señor tío, de la madre de los pequeños el cual estaba su cuidado, a pesar de que el hombre no estaba bien de la cabeza, en aquellos tiempos no se conocían las enfermedades como ahora, i por las circunstancias de los tiempos que corrían, esos enfermos, no podían recibir, el tratamiento adecuado, así pues, la pobre mujer cuidaba del enfermo como podía, a veces y a duras penas podía controlarlo.
De los tres hermanos, el que contaba tres añitos, Hera un niño hermoso, rubio como el oro, algo introvertido, pero encantador le encantaba jugar tenía un sueño, jugar con un caballito, de esos hermosos y majestuosos, que había en aquellos tiempos, de los de cartón. Pero eso se quedaba en un sueño, ya que la situación económica de la época, no les permitían a sus padres comprar ese caballito.
Pero en ocasiones la vida nos guarda sorpresas, y lo que parece un imposible, se convierte en algo real.
El niño de repente enfermo, una extraña enfermedad lo fue debilitando, hasta tal punto, que los médicos, dijeron que casi seguro no se salvaría. Sus padres desesperados, cuidaron a ese niño, con todo su amor, se desvelaron a su lado, mientras el luchaba entre la vida y la muerte.
Los días fueron pasando y el estado del niño era estable, los médicos no querían darles falsas esperanzas.
El padre hombre trabajador, su jornada consistía en trabajar toda la noche de panadero, y unas horas del día trabajaba en una fábrica, soldando.
Poco tiempo le quedaba para su propio descanso.
Al ver al niño en esa difícil situación, prometió que si el niño se salvaba, le iba a comprar el caballito de cartón más grande que hubiera en la tienda de juguetes.
La madre mujer trabajadora, la cual además de cuidar su casa, se levantaba muy temprano, para poder hacer su pequeño jornal, trabajando en casas de señores más adinerados de aquella época,
Una tarde lluviosa de primavera, como un milagro el niño empezó a mejorar, viendo los, médicos que. ¡El niño se había salvado!
Sus padres dieron gracias a dios, y el padre recordó, la promesa hecha casi un mes atrás, ¡Comprarle el caballito de cartón! Pero ¿Cómo? No disponía de dinero. ¡No podía faltar a su promesa! ¿Que hacer? Eran tantas las preguntas que se hacía, pero pronto vio una solución a su problema…El los fines de semana, aprovechando los días en que la mar estaba en calma. Salía a pescar con una pequeña barquita, la cual era también un sustento para la familia.
¡ No lo pensó dos veces! Busco un comprador, y vendió la pequeña embarcación.
Pasaron unos días, y salió a primera hora, cuando las tiendas de juguetes habrían, miró el escaparate, y vio un hermoso caballo, grande majestuoso de cartón de esos que siempre su pequeño hijo había soñado. Sin pensarlo entro en la tienda, y le dijo al tendero,…Póngame ese caballo el tendero lo miro, como quien dice, ¿podrá pagarlo? Pues el aspecto de aquel padre Hera de una persona humilde, y esos caballitos costaban, mucho dinero en aquella época. El padre, muy educadamente le. Insistió si ha escuchado bien, póngame ese caballito de cartón. Enseguida señor, le contesto el tendero, y me lo envuelva con su mejor papel, es para un regalo de muchísima importancia, el tendero lo volvió a mirar. El hombre sonrió miro al tendero pago el caballito, y se fue.
Al llegar a su casa, su hijo ya casi correteaba, le vio entrar, Papa…. papa, al buen hombre se le caían las lágrimas de alegría, después de tantos días de sufrimiento, su hijo volvía a la normalidad. El niño al ver a su padre con un gran objeto, le dijo….Papa que es lo que llevas en ese envoltorio, entonces el padre, le dijo a su hijo, toma, míralo tú mismo tú.
El niño al ver lo que contenía el paquete Hera para él su caballito de cartón que tanto había soñado. Cogió la cara de su padre y llenándolo de besos pregunto ¿Es mío? Si hijo, es tuyo le contesto su padre.
Pasaron los días y un día cuando el niño se quedo a solas con ese tío abuelo, ese hombre que vivía en su casa y que su madre cuidaba, empezó a jugar, caballito arriba caballito abajo, riendo y volviendo a ser el mismo niño risueño de siempre, ¿quizás más risueño? Pues tenía a su caballito.
De pronto el hombre le dijo, ¡que caballito tan hermoso! Y el niño sonrió,….Si es hermoso, entonces le dijo el hombre, ¿Te gustaría tener más caballitos pequeños?. ¡Si contesto el niño inocentemente! Pues mira haremos una cosa, cogeremos el caballito, y lo rajaremos por la mitad, así podrás ver que de su vientre saldrán muchos caballitos pequeños, los cuales crecerán, y así podrás tener muchos más. El niño dudo, pero era solo un niño inocente, y dijo…Pues vale lo abriremos y así podre tener más caballos.
El hombre no dudo en rajar al caballito, y cuando el niño vio que estaba vacío, empezó a llorar, gritando ¡No es cierto! Me has engañado, ¿Por qué?
De pronto entro el padre del niño, y viendo lo sucedido, no tuvo palabras, ¿Qué le has hecho? Al caballito, y a mi pobre hijo, lo has engañado, y cruelmente, as destruido lo que con tanto esfuerzo había logrado comprarle a mi hijo.
El niño lloraba y el padre consiente de la enfermedad del hombre, cogió el caballito, e intento arreglarlo, pero ya no tuvo remedio, el caballito se desplomaba, ya no hubo solución, el niño se quedo solo sin su caballito amado.
En ocasiones más vale tener solo una cosa que sea real, y no buscar más pues nos pueden destrozar el corazón.

Cati Mercadal sans
Autora
Datos del Cuento
  • Categoría: Históricos
  • Media: 5.78
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