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El innombrable

C�mo podr�a ponerme un nombre si hasta a mis padres los he olvidado, no es que hayan muerto, simplemente no deseo verlos jam�s, de solo recordar sus caras, sus voces me dan ganas de vomitar. Nunca dej� de odiarles pues la poca atenci�n que me dieron lo dejaba para los empleados a quienes llegu� a querer mientras me dieran gusto a cuanto deseaba, luego, no m�s, as� como todos los juguetes que pasaron por mi ni�ez. Cuando uno de mis padres me dec�a lo que quer�a ser mas tarde, les dec�a que no quer�a ser nada, tan solo deseaba estar en mi cuarto, mirar la televisi�n, masturbarme dos o tres veces a la semana y salir de noche. Eso les dije y por ello uno de mis padres me puso frente a un doctor que me recet� pastillas para mi desequilibrio mental, mis deseos de no se nada. Me gustaban las pastillitas, tanto me gustaban que una vez hice un cocktail de pastillas. Las tom� y de pronto vi que todas las paredes se mov�an como si fueran una s�bana agitada por el viento, y un grito del cielo que parec�a decir una �iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiihhhhhhhhhhhhhhhhhh...! que no ces� hasta que todo el techo se tambale� como si fuera la pezu�a de un gigante de cemento, aplast�ndome hasta que todo se hizo negro, nada, as� como quer�a ser�a siempre ser. Cuando abr� los ojos vi que todo mi cuerpo estaba lleno de mi v�mito. Trat� de levantarme y no pude. Me arrastre como un gusano y llegu� a mi cama. La escal� con esfuerzo, abr� el cubrecama y me ech� bajo ella. Fue lindo. Dorm� un buen rato, y cuando me sent� mejor entraron mis padres al cuarto y se hizo la noche. Todo fue r�pido, al d�a siguiente estaba en un hospital junto a varios chicos con instintos suicidas. Le dije al doctor que yo no quer�a matarme, tan solo jugaba a los colores, pero no me crey�... Viv� en ese lugar por cerca de tres a�os. Mis padres no frecuentaban sus visitas, eso me alegr�, pens� que estaban muertos o se hab�an olvidado de m�. Una tarde me puse a jugar con un muchacho del hospital, de pronto, el pendejo quiso que se lo enchufara por atr�s, le di gusto, pero cuando quiso hac�rmelo a m�, le dije que ni hablar, que no soy as�, que tengo el culo pero era para cagar. El mierda insisti� y tuve que coger un madero y le di por todos lados, hasta por el culo� Me gust� pegarle, sent� como una especie de placer verle su sangre chorre�ndole por todas sus partes. Por ese motivo me encerraron aparte de todos ellos en un loquero, dec�an que era peligroso, y la verdad, ese lugar, oscuro como mis sue�os y pensamientos, me gust� mas que nada� tan solo recib�a la comida, no deseaba ba�arme ni cambiarme de ropa. Cagaba en un rinc�n del cuarto que ol�a a podrido pero, uno se acostumbra a todo� Hab�a una linda ventana con cuatro barrotes de acero, me gustaba treparme desnudo a la ventana y mirar hacia la calle, pues, era una de las pocas en que miraba a la calle en donde hab�an casas, ventanas, gente, palomas, �rboles, todo, me gust� eso, y decid� mirar por la ventana, sobre todo por las ma�anas en que hab�a aguzado mis ojos y pod�a ver muy clarito a la gente que pasaba por las ventanas� En una de ellas vi a una linda mujer de mas de treinta a�os que gustaba pasearse desnuda por su ventana, y desde que amanec�a la esperaba desnudo desde mi ventana. Mientras la esperaba, me masturbaba hasta verla y cuando me ven�a gritaba con todas mis fuerzas lo mucho que la amaba. Era hermoso aunque nunca supe quien fue esa mujer, y nunca lo sabr� pues al cabo de unos a�os mas tarde, debido a los reclamos de la gente vecina al sanatorio, me encerraron en otro lugar, sin ventanas, tan solo ve�a la cerradura de la puerta de madera� Uno a todo se llega a acostumbrar, hasta a morir lentamente, y eso hice. No com�a, no respiraba mucho, no hablaba nada, no cagaba no orinaba hasta que ya no aguantaba y me cagaba all� no mas, encima de mi cuerpo� Esto me dur� poco tiempo, cuando me encerraron en otro lugar. Pueden creer que por m�s de treinta a�os pas� de cuarto en cuarto, de sanatorio en sanatorio, de ventana en ventana, de cama en cama� Lo �nico que no cambiaba era yo, siempre estaba yo con mi anhelo de no se nada, y, creo que lentamente lo estaba consiguiendo� Una tarde, luego de no s� cu�ntos a�os, entr� una linda se�orita, me habl� suavemente, me dijo cosas bonitas, como eso de los ni�os, de las aves, de las plantas, del amor, de la bondad� de muchas cosas me habl�, pero yo solo le miraba los ojos, me gustaban sus ojos, quer�a ver siempre sus ojos, que acariciaran con algo que no se puede tocar pero s� sentir. Y no s� por qu� se escap� de mi boca una paloma, era muy linda la paloma, era blanca as� como las nubes, como esos sue�os que tuve cuando miraba unos ojos enormes pero con de color blanco, as� como los muertos. Y desde esa fecha habl� de la paloma. Cuando me preguntaban algo, les dec�a que voy a preguntarle a la paloma. Todos me observaban y casi les escuchaba sus pensamientos, y esto pod�a hacerlo porque mi paloma me lo murmuraba cuando se met�a dentro de mi boca, como si yo fuera su casita. La doctora me hizo llevar a otro lugar, escuch� a mi paloma que ese lugar era un sanatorio especial. Me gust� ese ambiente, silencioso, con parquecitos, con poca gente, y con eso se�ores de blanco por todos lados que parec�an ser almas muertas� menos la doctora que ten�a esos ojos blancos que acariciaban mi palomita� Y as� estuve por a�os hasta que una tarde mi paloma muri�, s�, muri�, la vi salir de mi boca y caer por una pedrada que un loco le hab�a tirado� Fui corriendo a salvarla pero esta, ya no abr�a los ojos, y sus plumas empezaron a oscurecerse hasta volverse de color rojo como la sangre que ve�a cuando me cortaba los brazos. Iba a llorar pero no lo hice. Iba a matar a ese maldito pero tampoco lo hice. Mir� a mi alrededor y sent� que nadie se fijaba en mi persona, como si no existiera, como si no fuera nada. Me alegr�. Primero camin� hasta llegar al borde del lugar, y vi que hab�a un muro. Lo sub� y escap�. Corr� con todas mis fuerzas hasta llegar a la ciudad. Era de noche y nadie se daba cuenta de m�. No soy nada, me dec�a, de pronto, vi que uno hombrotes se acercaron hasta donde estaba yo y me preguntaron cosas, extra�as cosas, no miraban como la doctora no, miraban como aquel sue�o que tuve cuando hombre me cog�a del cuello y me arrancaba la cabeza de mi cuerpo, yo gritaba pero este me miraba con sus ojos de color gris, as� como los ojos de esos sujetos. Ya me estaba marchando cuando uno de ellos me cogi� de los brazos y me empuj� al piso, y luego, sent� por todas partes del cuerpo los pies de estos sujetos� Me gust� mucho que ellos me molieran el cuerpo, odiaba mi cuerpo, quer�a ser nada pero no pod�a lograrlo� entonces quise morirme, pero, eso, tampoco lo logr�. Cuando abr� los ojos vi que muchos ni�os me miraban, llamaban a sus padres y escuch� un griter�o� Vino la ambulancia, mientras la gente murmuraba que me hab�a asaltado. Yo dec�a que s�. Estuve all� por unos d�as y apenas me sent� mejor, escap� con una chica que vest�a de blanco, y que era la que me cuidaba� Me llev� a su casa, se desnudo, me desnudo, se puso encima de m�, se puso a cantar, y me hizo el amor mientras sent�a algo precioso en todo mi cuerpo, como un �xtasis� Viv� una noche con ella, al d�a siguiente me fui de all�, camin� por todos lados hasta llegar a la casa en que hab�a nacido, la casa de mis padres. Quise entrar pero estaba con llave. Se vende, dec�a en la pared y en la puerta, pero yo conoc�a una entrada secreta, y entr�. No hab�a nada, me gust� y decid� vivir el mayor tiempo posible all�. No hab�a un solo mueble. Sub� a mi cuarto y encontr� varios libros tirados por todos lados. Los cog� y me dediqu� a leer de d�a y de noche. Para comer, sal�a a la calle y mendigaba un rato, lo suficiente para vivir. No recuerdo cuantos libros eran pero cuando los junt� eran much�simos, creo que eran de mis padres� Los termin� de leer y volv� a releerlos varias veces hasta el d�a de hoy en que he encontrado a unas personas que entran y salen de la casa y siento que ya debo de irme de aqu�. Eso hice y ahora estoy viviendo en la calle, en un lugar en las afueras de la ciudad. Los muchachos me llaman loco, porque me ven sucio, con los pelos pegados a la piel, como si culebras� en fin como un loco, y no me importa nada� Lo �nico que deseo es sabe lo que hago aqu�, si hay sentido para todo esto, si la noche tienen sentido para el d�a, si la muerte para la vida, si un ni�o que nace sabe que morir� como esos juguetes a pilas. Pero, pasa el tiempo y no escucho nada, de mis labios no salen palomas ni ranas, ni cuentos ni gritos, nada, no sale nada, y creo que he llegado a comprender que nada tiene sentido para uno como yo que durante toda su vida ha querido saber, comprender, querer, poco, pero querer� y ha fallado como todos los que veo por esta ciudad, por todas las ciudades que he conocido ahora que ya estoy cansado de caminar. No hay nada, eso es lo que se, y, eso, es suficiente, al menos por este d�a, qui�n sabe si ma�ana sea diferente, pues si algo he conocido es que no existe d�a ni persona que sean iguales, nadie es igual a nadie� qui�n sabe si existan respuesta para uno como yo que quiso ser algo y no fue nada�



San isidro, junio de 2006
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 16945
  • Fecha: 29-06-2006
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 4.46
  • Votos: 41
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4679
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