En un tiempo muy atrás, en donde la única manera que existía de conquistar tierras era por medio de batallas sangrientas entre ejércitos de distintos reinos. Durante siglos, un reino en especial se dedicó a conquistar tierras y hacer crecer su imperio.
De una de estas cruzadas, nace la leyenda…
…Este reino venia conquistando cuantas más tierras ajenas fuera posible, ya que su rey fue forjado en medio de avaricia y odio.
En uno de tantos enfrentamientos sangrientos, se destacan una en donde un soldado del bando opuesto; bando que estaba luchando por que sus tierras y su libertad no cayera en manos del mal y así fracasaron en su intento: fue herido de muerte y el el rey con crueldad así le encerró, su herida mortal no obtuvo perdón y en su resignación en el suelo espero a la muerte seguro de que no volvería a ver la luz del sol.
En tiempo pasaba y así sus fuerzas le abandonaban hasta que sin fuerzas ni voz, entre la niebla que hacia en sus ojos, logro ver a una bella joven que se acercaba con pena su celda; era una mujer que su rostro reflejada toda la dulzura que un ser podía poseer, parecía que sus cabellos eran hechos con hilos de oro y su vestimenta resplandecía con los rayos del sol que se colaban por las paredes hechas de piedra del calabozo. El soldado deslumbrado por esta belleza pudo burlar a la muerte y su corazón ahora lleno de amor comenzó a latir con más fuerza; aquella joven curo su mortal herida y durante un tiempo se continuaban viendo cautivados ambos por un mutuo sentimiento.
Un día la joven había escuchado al rey dar la orden de matar al prisionero a la medianoche, la joven llego corriendo al calabozo y comento esto a su amado prometiéndole que le iba a ayudar a escapar con la condición de que ella también escaparía con el, el soldado no dudo un momento y acepto escapar con ella y olvidarse en delante de guerras y que ahora se encargaría de crear una familia en medio de la paz. Y así fue, los dos escaparon antes de medianoche. Pero el soldado no se había percatado de algo, aquella joven quien le salvo de morir, no era mas que la hija del rey, que se había cansado de vivir en medio de un reino donde abundaba la avaricia y el odio.
Los soldados llegaron a medianoche al calabozo y no encontraron al prisionero, uno de ellos hallo en medio de la celda un collar real cuya dueña no era mas que la princesa e hija del rey; el rey se entero y en medio de su indignación, ordeno a un ejercito encabezado por el, salir a la búsqueda de la traidora y del prisionero con la orden estricta de matarlos.
Después de un largo escape, la princesa y el soldado encontraron un lugar seguro en donde empezarían a forjar su futuro alejado de la violencia que dominaba aquella región que dejaron atrás. Habían pasado tres años y aquella pareja vivía feliz en medio del bosque; en una casa que tenia como vecina a una hermosa y gran fuente perfecta para la futura huésped que yacía en el vientre de la joven y que en algún momento saldría a conocer el mundo y entre tantas cosas en nuevo ambiente que sus padres habían cultivado.
Una mañana como era costumbre, el soldado salio a cazar muy temprano, ya que tenia que viajar bastante y llegar a donde estaban los animales salvajes y así poder llevar comida a su hogar.
Pero entre mas se alegaba sin darse cuenta el peligro se acercaba cada vez mas hacia su hogar.
De repente su esposa fue despertada por unos ruidos extraños que provenían del exterior de su casa, le invadió la ansiedad y salio a ver que era ese ruido. Al salir de casa se dio cuenta que ese ruido era provocado por un ejercito de corceles negros cabalgados por soldados del reino de su padre y enfrente de este ahí estaba el, mirando fijamente a su hija con los ojos llenos de odio hacia su propia sangre. La joven al ver esto se lleno de miedo profundo y entro a su casa cerrando con lo que pudo la única puerta de su casa, buscaba la manera de escapar pero su con dicción no le permitía realizar esfuerzos algunos y así en medio del dolor y el miedo, sus ojos no dejaban de llorar lagrimas de cristal anhelando el pronto regreso de su esposo. El despiadado rey ordeno rodear la casa y que la sacaran. Los soldados acatando las órdenes del malvado rey, rodearon la casa y entraron a ella por la fuerza sacando a la joven del interior. La joven sujetada por los soldados, no se cansaba de pedir piedad a su padre que la mirada como cualquier otro prisionero de su reino. El rey al darse cuenta que la joven esperaba un bebe de aquel soldado que un día ataco a los suyos, con furia y dolor con su espada atravesó a la joven y a la criatura que en su vientre es vivía hasta ese día. Con lágrimas de odio ordeno retirarse y continuar con la búsqueda del soldado.
El soldado, mientras realizaba su trabajo con la caza, presintió que algo muy raro estaba pasando, pero no sabia exactamente de que se trataba así que decidió regresar a su hogar; en su camino escucho unos galopes que se acercaban entonces decidió esconderse en unos matorrales para ver de quien se trataba, escuchando en silencio, las galopadas crecían en numero y se hacían mas fuertes, parecía como una avalancha, en un momento el soldado asomo la mirada por entre los matorrales y se dio cuenta que era un gran ejercito, el ejercito de aquel malvado rey que estaba tras su cabeza. El soldado, impotente, espero a que pasaran todos los caballos y se alejaran para así poder dirigirse hacia su hogar, al llegar noto que el rey y su ejercito habían estado allí y en ese momento se preocupo mas por su amada, la cual la encontró desangrándose al frente de su casa, aun con vida; la sujeto en sus brazos, ella agonizando y el invadido por la impotencia de poder hacer lo mismo que ella hizo por el y, en ese momento, de los labios de la joven se desprendieron las siguientes palabras:
“Déjame morir en tus brazos y así un instante mas, tal vez, podré ser feliz. Esta vez, la vida se ríe de mi y ahora toca a su fin aunque quiera vivir… Quiero ver tu rostro otra vez, ahora se que siempre estaré junto a ti, aunque vaya a morir…”
Terminando estas palabras, la joven dio su último suspiro y quedo en los brazos de su amado.
El soldado, herido profundamente al ver que a su amor le habían arrebatado la vida cruelmente sin importar que estaba embarazada, la envolvió en las telas mas finas que encontró y en una pequeña ceremonia que le guiaba su corazón, la sumergió hasta el fondo del lago de aquella fuente, cubriendo las ropas de la con piedras para que no pudiese salir a la superficie; allí mismo, junto a la fuente, aquel soldado juro que no volvería a querer tanto a una mujer y todos los días, a la medianoche, reza en silencio por que algún día pueda tenerla otra vez, aunque el no sabe si ella lo ve, solo sabe que jamás la olvidara.
Fue una de tantas noche en aquel hombre llegaba a la fuente para rezar, se escuchaba el llorar de aquel hombre que aun sentía la profunda ausencia de su joven amada; de repente, una voz salio de entre la noche diciendo: “amor, no llores mas que aquí estoy, contigo…”
Aquel hombre sorprendido, reconoció la voz de su amada pero no sabia de donde exactamente provenía, en ese momento, en medio de la densa niebla del bosque, se visualizaba la silueta de una mujer, era ella, la dueña del corazón de aquel hombre, se dirigía hacia el lentamente, con una sonrisa adornando los labios, con sus ojos como si dos lunas llenas habitaran en ellos, con sus cabellos como si fueran hilos de oro y sus ropas que se arrastraban por el fino jardín que rodeaba la fuente; aquel hombre paralizado no podía creerlo, pensaba que era mentira hasta que ella con una suave caricia en su rostro le dijo: “No dudes, yo estoy aquí, contigo…” Aquel hombre no podía ocultar su alegría y de sus ojos vertían lágrimas de felicidad.
Desde ese día, aquel hombre se acerca hasta ese lugar y se sentaba a esperar a que ella le viera y se estuviera con el junto a aquella fuente, ella, como costumbre de entre la densa niebla aparecía y se quedaba con el, le hablaba al oído, le rozaba la piel, todas las noches hasta el amanecer que era cuando ella tenia que marcharse y así cada vez que ella emprendía su partida, el le pedía en silencio que volviera otra vez.
Pero a pesar de que todavía podía verla, había que a aquel hombre le faltaba, y era su permanente presencia; quería volver a ver el conjunto de sus ojos, sus cabellos, el caminar armónico de su cuerpo que combinaban en una hermosa pintura que iluminaban los rayos del sol por entre aquellas ramas de los frondosos árboles que yacían alrededor de su hogar, verla venir hacia el, jugar a las escondidillas en el bosque y por ultimo dejarse atrapar para terminar fusionando su amor hasta que volviesen a abrir sus ojos: pero solo tenia que conformarse con verla llegar y partir de entre la niebla del bosque.
Fue una noche de invierno cuando el se durmió y ella le hablo, en sueño profundo su voz escucho que decía;
“Sé que mi muerte te ha roto el corazón, pero has de vivir, pues viéndote así mi amor, sufro por ti…”
Después de haber tenido este sueño, aquel hombre se despertó muy confundido con lo que había escuchado de su amada, así que se levanto y empezó a sentir un aroma muy dulce, era el fino olor de la piel de su amada, y en su cama encontró su ropa y aquel anillo que cerro una vez el amor que los uniría toda la vida; pero con esto comprendió que era verdad el mensaje de continuar adelante y que había sido la ultima noche que estaría con ella hasta el amanecer.
Al día siguiente, aquel hombre empaco cuanto mas pudo y emprendió el viaje que lo llevaría hasta su tierra natal, la cual, estaba bastante retirada.
Después de varios días de caminar, al fin, había llegado a su pueblo natal; era un pueblo ubicado entre las faldas de dos montañas, cada una de estas comprendía un nevado en sus puntas, de donde se originaban dos ríos que suministraban el agua para aquel lugar que había sido el habitad de la paz y la armonía entre sus habitantes y para aquellos viajeros que en algún momento necesitaran la hospitalidad de este lugar.
El hombre agotado por el viaje, entraba por la calle por de pequeño jugaba con sus amigos, entre esos, uno que se encontraba por ahí cerca lo reconoció y salio corriendo hacia el: lleno de felicidad al verlo vivo después de haberse ido voluntariamente a combatir, cogió el equipaje de su amigo ayudándole a llegar a la casa que se encontraba al final de aquella calle. Al llegar, todavía se encontraban su familia que desde el primer día que partió, habían estado esperando ese día en que el cruzara por la entrada principal, caminado, sonriendo y los mas importante, con todo el tiempo del mundo para compartir sus anécdotas después de todo ese tiempo de ausencia. En su familia se encontraba su abuelo, viudo, pero aquel ser de piel arrugada, era nada menos que su gran amigo y consejero; su madre humilde, que todavía creía que su hijo era un niño, y su hermano menor, de solo cinco años, ya se podía adivinar por su inquietud, de que iba a ser un hombre que aportaría mucho con las enseñanzas del abuelo.
Unas cuantas semanas después, se oyó la noticia de que un rey que encabezaba un ejercito de soldados con armaduras negras, armados como si fueran a enfrentar a otro mundo se dirigían hacia aquel pueblo ya habiendo destrozado todo a su paso, avanzando lentamente con la intención de hacer lo mismo con el hogar de la paz y la calma.
Cuando la noticia llego a oídos de nuestro protagonista, este se dio cuento que lo que iba pasar era por el, entonces empezó a pensar que hacer, si escapar o tratar de evitar una catástrofe, pero como? si al fin y al cabo ellos encontrarían al pueblo, en ese momento, los viejos del pueblo empezaron a llamar a la gente y a decirles que lo mejor podían hacer era huir y dejar todo atrás, de repente se escucho una vos que decía;
“ ¡NO¡ (la vos de nuestro protagonista), que no podían huir, no tenían tiempo de empacar y huir, por que las razones eran evidentes, además habían ancianos que no iban aguantar el paso de una persona mas joven y tarde que temprano nos alcanzarían al ver huimos de aquí, también lo que esta en juego era su hogar, hogar que habían construido bajo los principios fundamentales de una vida llena de tranquilidad forjada bajo el brazo del amor y la esperanza y esa esperanza era la que se estaba perdiendo, ante esta situación teníamos optar una posición ante una posible esclavitud y muerte, o la libertad que es la que vamos a dejarnos quitar, huir solo seria una ilusión, lo que podemos hacer es retrasar el final fatal que posiblemente el destino nos tiene y enfrentarlo y cambiarlo y así darnos cuenta si nuestra historia aquí termina.”
Al oír esto, el pueblo cambio su actitud y de pronto de ellos empezó a surgir coro de voces que decía;
“Yo, estoy aquí, Yo, para luchar, Yo, para morir Por mi libertad…”
A raíz de esto se empezaron a organizar, se armaron con lo poco que pudieron encontrar, las mujeres los niños, todos, prepararon el lugar, sabían que si no lo hacían no habría paz ni siquiera a donde escapar, no podían echarse para atrás, así que esperaron con los ojos bien abiertos. Este ejército de paz estaba encabezado por aquel hombre que una vez perdió a su amor buscando el amor y la tranquilidad y que no iba a dejar que sucediera otra vez.
Mientras el pueblo aguardaba la llegada del ejército, se empezaron a escuchar los galopes de los corceles que sostenían los soldados del ejército. El pueblo, fortalecido en su alma no perdía la esperanza de luchar y salir victorioso.
En un momento inesperado, la tropa del mal llego sin desconfiar, seguros de vencer su batalla he de presentar, encabezados por aquel rey que por su sangre corría el odio y rencor hacia los demás, pero algo empezó a hacer temblar el corazón de esos soldados cuando escucharon aquel coro de voces que hacia mover la tierra que decía;
“Yo, estoy aquí, Yo, para luchar, Yo, para morir Por mi libertad…”
De repente, el pueblo dio la iniciativa de la batalla y empezaron a atacar sacando de su alma, de su espíritu el valor que los hacia luchar por su ideal y aquel canto que cada vez era mas fuerte;
“Yo, estoy aquí, Yo, para luchar, Yo, para morir Por mi libertad…”
De la gran tropa del mal, se desmoronaban con facilidad los soldados, y en un momento el rey malvado quedo frente a frente con nuestro protagonista, fue un momento en que todo alrededor se oscureció, el cielo se abrió entre nieblas, las nubes quisieron ser piedras y caer sobre el ejercito del mal; en este fatal encuentro, uno de los dos debía morir y ese debía ser el mas fuerte, uno lleno de odio y el otro con un ideal en pie, empezaron a luchar y después de un instante todo se cayo, en ese momento una espada cayo golpeándose entre las rocas y lo que quedaba de los jardines, de repente, un pequeño rió de sangre color marrón manchaban el suelo y cayendo arrodillado con una espada atravesando su cuerpo, se firmo la victoria con la que el pueblo recuperaba su libertad que por un momento se había perdido.
Aquel hombre solo podía ver el agonizante desenlace del asesino de muchas personas inocentes y de la mujer que toco su corazón con su mirada, y así, el malvado rey se empezó a doblegar sucumbiendo ante su destino, muriendo ante los pies del forjador de justicia.
Desde ese momento, aquel hombre fue reconocido como un héroe al que después de esa horrible batalla decidió emprender un camino justiciero y luchar con todo el que estuviera del lado del mal. Llevando consigo aquel anillo que una vez perteneció a la mujer que hizo ver la vida de otro color.
El pueblo, siguió siendo verde gracias a su hijo.
El, caminando por entre las montañas y los valles de su país, recuperando lo que alguna vez le perteneció, ya tiene nombre donde quiera que va, su historia cogia cada vez mas fuerza.
Su nombre, El Cid, aquel hombre que siempre va hacia el frente sin mirar atrás, buscando luces entre las oscuridades, sin lugar a donde regresar defendiendo el símbolo de la libertad; la vida. Un nombre que es fácil de escribir, pero muy difícil de pronunciar por todo lo que significa.
En días de guerra y horror su vida entregaba defendiendo al necesitado, negando el amor, ahora es libre en soledad. Su espada era su único don, su amiga fiel, nunca le fallo. Su acero es su piel,su filo el corazón.
La soledad sería su compañera una vez más. Su alma convive en paz
con sus recuerdos que se van quedando atrás…
Este cuento fue inspirado en; Xana, Cambaral y por mi libertad, gracias a Avalanch