En un país muy lejano, hace mucho tiempo, vivía en el bosque un lobo viejo. Un día, fué a buscar su desayuno. Tras mucho buscar, vió una liebre, pero esta, gracias a sus rápidas patas se fué corriendo y perdió de vista al lobo. -" yo ya no estoy para estas corridas" -pensó el lobo - "me voy haciendo viejo, y necesito animales que no puedan correr". -De repente, como si alguien le hubiera escuchado, el lobo vió una granja, y pensó que si entraba podría robar gallinas sin la necesidad de correr. Entro saltando la valla, y se encontró en un corral, donde habían gallinas y gallos dormidos. Pero no fué a por las gallinas, sino que, curioso, miró al cerdo del corral de al lado. Comía con tanta ansia que parecía que se iba a ahogar. El lobo, entrando en su corral de un salto, le preguntó: -Amigo, ¿porque comes con tanta ansia? ¿tienes miedo de que desaparezca la comida? -No!!. -Gruñó enfadado el cerdo. -podrías aprovechar tu libertad e irte! dentro de unas semanas, el amo me sacrificará para hacer con mi carne salchichas y morcillas. Hasta entonces, tengo que aprovechar lo que me queda de vida para comer hasta hartarme. -Insensato cerdo -dijo el lobo- Tu amo quiere que comas para tenerte gordo y seboso, para después matarte y tener buena carne. En vez de estar comiendo, podrías adelgazar, y tu amo, al verte delgado,no querria matarte y te dejaría en libertad! y después podrías comer todo lo que quisieras! Pero amigo, ahora es demasiado tarde -el lobo se alejó- come hasta hartarte, amigo; adiós.
Y así, el lobo, aunque viejo, valoró la astucia que aún habitaba en su cabeza, y gracias a ella, pudo tender una trampa a la liebre que antes se le había escapado y saciar su hambre.
Fin