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El mentirosaso

Si le vieran con su carita de yo no fui, jurarían que era un tipo noble, bueno, pero no compañero, este era una reverenda mierda, de esos que le pegan a sus madres porque le dan su reverenda gana... La otra vez, el muy puta, llegó borracho y se chingó a su hermanita de trece años, fue una tragedia. Su madre, hermano menor y vecinos le quisieron matar. Lo golpearon hasta dejarlo medio muerto, luego lo desnudaron y ataron a un poste con una inscripción: violador. Tuvo que venir la policía para soltarlo del poste en que estuvo por dos días, llorando, pidiendo perdón, pero lo único que recibía eran escupitajos, cachetadas de todos los vecinos de su barrio. Lo soltaron y tuvo que alejarse de su casa, sin saber que había preñado a su hermana con la que tuvo un bebé, el cual nació con el culito cerrado. Para cagar, tenían que llevarlo a la posta médica ya que no tenían para pagar la hospitalización... Este pendejo nunca se enteró, más bien estuvo de aquí para allá, y con cierta suerte en los negocios sucios. Se enredó con un tipo elegante que traficaba coca en los barrios pobres, pero, tenía buenos clientes. Le llegaban de varios distritos de plata, todos en auto y lo buscaban a este pendejo que era el contacto... y este chico, de buena pinta como ya conté, se encargaba de hacer la entrega furtiva de la coca. Le llamaron el mentiroso, pues tenía la costumbre de rebajar la pasta. Una noche en que laboraba en su esquina, mientras se alimentaba de un pan con chorizo, llegó un auto y le pidió la porquería, y cuando le estaba entregando la pasta vio que dentro del auto estaba su hermanita, toda pintarrajeada, como una puta. Bájate, le gritó, pero no quiso. Insistió, pero nada. El auto arrancó y nuestro amigo se quedó con los ojos puestos en el auto, con rabia e impotencia. Recordó su casa y fue hacia allí. No tocó la puerta sino miró a través de la ventana. Y allí estaba su hermano, su madre y una niñita de cuatro años, justo el tiempo que se había ausentado. Se escondió cerca sin que nadie le viera y esperó. Ya pasada la media noche llegó el auto y vio bajar a su hermanita que ahora tenía diecisiete años… Iba acercársele pero vio que su madre salía, su hermano también y le increpaban con quién había llegado… Ya estaba por salir, pero, algo lo detuvo… Vio que ella sacaba un fajo de billetes y todos hacían silencio. Entraban y luego, ella entraba a su cuartucho para ver a su niñita. Nuestro hombre se dio la vuelta y caminó hasta un bar. Entró, y tomó sin cesar. Cuando salió todo el mundo se le hacía de cabeza. Llegó a una casa y trató de entrar. Le echaron orines con eses por la cabeza. Continuó caminando hasta llegar al cuarto en que vivía y pensó en acabar con su vida… Soy una mierda, pensaba, pero mas, soy un mentiroso, pues no quiero creer que todo esto que he cometido, es verdad, no quiero pagarlo. Miró un cuchillo y se lo pasó por la garganta… Al día siguiente, vino su amigo y le vieron desangrado. Llamaron a la policía y se lo llevaron a la morgue. Su muerte fue informada a sus familiares, pero nadie fue en reclamarlo, por lo que su cuerpo se quedó como cuerpo perdido, y fue usado como muestra para pruebas en las prácticas de los jóvenes que estudiaban medicina… La niña creció y cuando le preguntaba a su abuela por su padre, ella le decía que estaba muerto. No mentía…



San isidro, agosto de 2006
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 17255
  • Fecha: 23-08-2006
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.86
  • Votos: 59
  • Envios: 0
  • Lecturas: 3501
  • Valoración:
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