Bajo la sombra de un árbol una niña de ojos claros soñaba con un ángel, cuando el grito del gentío la sacó de aquel sueño mágico... Abrió los ojos y ante ella vio que todo el bosque estaba siendo abrazado por los dedos caprichosos de un infierno... Se paró sobre sus pies y miró el cielo que aún brillaba como nunca, y ante todo el universo de testigo cantó su inocente melodía...
El fuego se apagó, el gentío calló y todo el universo escuchó la belleza de la inocencia en un mundo lleno de tierra, agua y fuego. Un ave bajó del cielo y se puso en su regazo hasta que la niña cesó de cantar... Luego llegaron todos los animales del mundo que se acercaron a la niña con la sed más grande de todas, la de la verdad...
El león le pidió con humildad que le cantara un poema y la niña cerró sus ojos y empezó a contar de un viaje a la Luna, las estrellas y de un ángel que no cesaba de brincar a su costado. Le narró de sus sueños, de su amor por todo el universo y le dijo que más allá del horizonte se hallaba la sombra de la vida...
Todos callaron menos un hombre que con una pala en la mano se enfrentó a la niña y la mató con sus propias manos... Nadie dijo nada, pero todo el universo lloró en total silencio. De pronto, en el cielo infinito nació un arco iris y las nubes empezaron a llorar y todos los animales gimieron y cantaron loas a la vida, loas a la muerte y todos con sus garras enterraron el cuerpecillo de la niña mientras el hombre malo se alejaba de sus vidas.
Cuando todo estuvo consumado, un ángel bajó de los cielos y como si fueran todos angelitos empezaron a jugar, bailar y cantar, mientras tanto una manada de niños se acercaban a la tumba de la niña, cantando la muerte de todo el miedo que alguna vez tenían....
Ha pasado mucho tiempo y aunque la niña jamás ha despertado, todos pueden escucharla cuando el miedo viene a verlos disfrazado de una sombra... Y su canto es hermoso, sereno y alegre pues apaga todo miedo, todo fuego, toda duda de lo eterno...
San isidro, marzo del 2006