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El misterio de la sombra

A los padres de Carlitos les gustaba mucho pasar algún fin de semana fuera de la ciudad recorriendo los pueblos bonitos que hay en España. En esta ocasión habían decidido que irían los tres a una casa en un pueblo de Galicia.

Carlitos tenía doce años y a veces le dejaban ir a hacer algún recado solo o bajar al parque enfrente de casa con su vecino que era mayor que él. Cuando llegaron al pueblo papá y mamá estaban colocando un montón de bolsas en la despensa de la casa y Carlitos decidió preguntar si le dejaban dar una vuelta alrededor de la casa para conocer algo el pueblo. Mamá tenía dudas pero al final entre los dos decidieron que podía ir solo pero sin moverse muy lejos. 

Carlitos se puso sus playeros favoritos y cogió su balón por si tenía la enorme suerte de que apareciera algún niño de repente y le apetecía jugar con él. El pueblo parecía bonito, pero solo se veía verde, muchas flores y se oía un gran silencio. Cerca de la casa había tres casitas más y algo que no sabía que era. 

Un muro amarillento se formaba delante de él. Se acercó más y vio en un lateral una puerta. Era una especie de iglesia. La vieja puerta de madera tenía arriba un ventanuco. Carlitos decidió subirse encima del balón para llegar a esa pequeña ventana y observar si había algo dentro.

Se apoyó en el esférico y cuando llegó a poner sus ojos en el marco de la ventana se quedó bloqueado, apareció ante sus ojos una enorme sombra negra que también parecía mirarle. Resbaló del balón por el susto y se cayó al suelo. Carlitos miró su rodilla y descubrió un poco de sangre. Con el miedo en el cuerpo no pensó ni siquiera en la herida y se fue corriendo.

¿Qué sería esa sombra? ¿Había un fantasma en ese pueblo? Quizá no había nada dentro y él pensaba que había visto algo fuera de lo normal. 

Cuando llegó a casa sus padres le curaron la herida, lo observaron muy callado, pero por más que le preguntaron si había pasado algo él no decía nada. Después esa noche pusieron la chimenea, cenaron comida muy rica y vieron una película. 

Carlos estaba tranquilo, pero por la noche tuvo un montón de pesadillas. Tantas que al despertarse al día siguiente decidió volver a la iglesia y descubrir si de verdad había una sombra fantasmal. 

Llevó de nuevo el balón y aún con el golpe en la pierna se subió otra vez y llegó a alcanzar el pequeño ventanal. Miró hacía dentro y no vio nada, pero al segundo un ruido se oyó dentro de la vieja iglesia. Una sombra negra se acercaba a la puerta. Carlitos no sabía qué hacer, se bajó rápido del balón, pero cuando se dio la vuelta…Plafff, chocó con alguien. Ese alguien era… ¡su padre!

-¿Qué haces aquí Carlos? Estás muy raro. ¿Qué pasa?

-Papá, papá, he visto un fantasma. Ayer era una sombra negra y ahora he visto algo y se acercaba a la puerta. Venía a por mí. 

-Seguro que no era nada Carlos. Los fantasmas no existen. Mira voy a mirar yo.

No les dio tiempo porque la puerta se abrió y un hombre bajito con una enorme túnica negra salió a la puerta.

-Disculpe señor. Creo que el niño se ha asustado. Dentro de esta casa que es una parroquia antigua vivimos unos frailes y creo que el pequeño que se asomó ayer no entendió lo que vio. 

-Así es, disculpe. ¿Ves, Carlos? Disculpe señor no le molestaremos más. 

Carlos pidió perdón, entendió lo que sucedía y ya se olvidó de la sombra fantasma y se fue con su padre a dar un paseo y a recoger castañas.

Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
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