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Categoría: Misterios

El mono

No entendía qué estaba sucediendo. ¿Qué narices hacía un mono con cara de idiota sentado en una silla junto a su cama? Su primer pensamiento fue que era un sueño. Cerró los ojos con fuerza diciéndose que sólo era un sueño y volvió a abrirlos. Al principio la figura aparecía borrosa, pero cuando sus ojos se acostumbraron a la penumbra de la habitación el mono seguía allí. La miraba fijamente, con sus grandes y redondos ojos abiertos de par en par, negros como la pez. Tenía la boca abierta mostrando los incisivos, y la pelusa que le cubría la cabeza estaba erizada, como si el mono estuviera más sorprendido de su presencia que ella misma.
No puede ser, pensó. Giro la cabeza con suavidad y efectúo un recorrido visual por la habitación. Sí, definitivamente era su habitación. La mesa con el ordenador, el gran espejo sobre la cómoda, el ejercito de muñecos rendido en el suelo....con la gran elefanta Susi encima de todos ellos como si con su peso los hubiera derribado creando un caos de piernecitas de peluche, rizos de lana y vestiditos estampados. Volvió a mirar al mono. Seguía con su expresión de incredulidad. Se fijó en cómo iba vestido...¿Vestido? ¿Un mono vestido? Su mente intentaba encontrar alguna explicación lógica a la situación pero cada vez estaba más confusa. El mono llevaba un jersey verde con cuadritos blancos, que le resultaba familiar.¿No tenía Chus un jersey igual? Como un flash se le apareció la imagen de su hermano tendido en el suelo, rodeado de un charco de sangre, y el mono junto a él probándose el jersey verde delante de un espejo. Sintió un escalofrío y un grito asomó a su garganta, pero inmediatamente se contuvo al pensar que el mono podría asustarse y atacarla. La seguía mirando fijamente, impertérrito. Miró sus manos, esperando encontrar en ellas un descomunal cuchillo de cocina manchado de sangre, pero estaban firmemente aferradas a los lados del asiento de la silla. Entonces oyó unos pasos que procedían del pasillo y se dirigían rápidamente hacía su habitación. El mono y ella giraron la cabeza en dirección a la puerta en el mismo momento en que ésta empezó a abrirse lentamente. Una cabeza se asomó tímidamente observando el interior de la habitación, hasta encontrarse con la silueta del mono.

-¡¡Miguelito!! –susurró la cabeza- ,¿qué haces aquí?

El mono volvió a mirarla y de un saltito se bajó de la silla.

-Eres muy guapa- dijo el mono con una voz infantil, y se marchó corriendo hacia la puerta entreabierta arrollando en su estampida al pobre Chus.

Un suspiro de alivio se escapó de sus labios cuando su hermano cerró la puerta. ¡Joder con Miguelito –pensó- , había oído que era muy feo, ¿pero tanto?!

Alberto D.
Datos del Cuento
  • Autor: Alberto D.
  • Código: 4928
  • Fecha: 22-10-2003
  • Categoría: Misterios
  • Media: 6.1
  • Votos: 40
  • Envios: 3
  • Lecturas: 16043
  • Valoración:
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