Mi mundo encogido, desde mi cornisa, mi calle mas pequeña de lo habitual, coches en miniatura, personas como si de hormigas se tratara, un impulso que me mueve a saltar, otro impulso que me mueve a no hacerlo. Sudor frío que dice miedo, que llama al valor para seguir viviendo, valor que llama a la cobardía para dejar de vivir. Una lágrima que pide compasión , un salto, un grito que rompe el silencio de las paredes de mi habitacion oscura. Me despierto con ese grito, vivo, con ese sudor frío, con esa lagrima de miedo, pero vivo.

El desayuno de esta mañana sabía diferente, la leche no sabia solo a leche, los kelloggs no solo sabian a kelloggs, habia otro sabor, un sabor como a duda, como a miedo, como algo que existe en el recuerdo de un sueño extraño. Sólo es un sueño, me repito a cada cucharada del desayuno, sólo es un sueño, o eso, al menos me kiero creer.

Y seguía pensando en una mañana algo más que larga, algo más que callada, mas que silenciosa. La casa vacía, mis padres que no se habian levantado, ni una voz, ni un mal ruido de la calle, y así el tiempo parece mas largo. Recojo la mochila y salgo rumbo al instituto, rumbo a la rutina. Más frio del habitual, y el mismo silencio de antes, ni un alma por las calles, miro mi reloj, las siete y cuarenta, y ni un alma. Extraño, muy extraño, pero sigo mi camino, sin ver a nadie, llego al parque y veo una persona y el mismo silencio, respiro algo aliviado, mi cerebro imagina cosas raras, un dia vacío nada mas.

Observo aquel anciano cabibajo, y sigo de largo, sin dar mas importancia a esta especie de soledad, sigo el camino hacia la rutina, y sigue ese incómodo silencio, ni un coche, nadie mas. Llego al instituto, vacío y cerrado, nadie alrededor, ni una persona, ni un gato, ni los pajaros que viven en ese arbol de pinta misteriosa de la entrada, solo el viento, y yo. Extraño, nace el miedo y no puedo compartirlo, los susurros del vento dan escalofríos, el sudor visita mi piel y la recorre.


Vuelvo tras mis pasos, al parque, corriendo para vencer el miedo, llego cansado, observo que aun estaba aquel anciano, cada vez con la mirada mas misteriosa, y clavo mi mirada, cada vez mas angustiosa, me pongo frente a el, y cruzo alguna palabra temblorosa

--¿Sa..sabe don..de esta la gente?
--Aqui no hay gente-- Respondío seco, con mala gana y quizás algo borde
--¿Como que no? ¿y la gente de ayer?
--Este no es el mundo de ayer
--Ah ¿no? -- mostré una sonrisa de burla -- ¿Y que mundo es?
--La muerte
--¿Como?
-- Te suicidaste, ¿es q no lo recuerdas? -- y recordé el sueño, y volvio a entrar ese miedo, esa angustia, esa lagrima, esas ganas de vivir, ese arrepentimiento, ese odio a mi mismo...

--¿Y ahora que me depara?
--Ahora la soledad y despues el olvido, estas solo, decidiste irte de un mundo con gente, familia y amigos, despues de la muerte no hay nada solo tu, hasta que caigas al olvido


Lloré, grité, pataleé y me voví a arrepentir de no seguir vivo. Los problemas que me llevaron al suicidio no eran tan graves. Eso lo piensas ahora y no cuando estaba en la cornisa. Triste fue mi existencia y triste es lo que hay despues

Cerré los ojos entre llanto y pena y los volvi abrir, vi a mi madre, a mi padre, mi hermano, una botella de suero y un cartel de no fumar. Estaba en un hospital, doliéndome todo. veo a mi madre alegre por abrir los ojos, mi padre sonreir, mi hermano clavando su mirada complice

-- ¿Por qué lo has hecho? -- Recriminó entre llanto y alegria mi madre
--Ni yo mismo lo se

Asi comprendi que tendria que seguir vivo, que siempre hay motivos para vivir. No se si estuve muerto unos minutos, o que era un sueño, otro extraño sueño, no lo se, pero ahora se que quiero estar en este mundo.

Miro a mi familia me sonríeron, me abrazó mi madre, mi padre,mi hermano, todos por turnos, este ultimo me susurró al oido

--¿Viste alguna luz cuando cerraste los ojos?
--No, la luz la vi cuando los abrí