No tengo familia ni un lugar al cual llamar hogar. Mi única riqueza es mi pequeño barco, el Nómade. Con él, he navegado a través de los siete mares, soportado las tempestades más implacables y recalado en los puertos más exóticos. Soy un viejo lobo de mar. Ven conmigo, sube a bordo, naveguemos sin rumbo hasta donde nos lleven las olas y el viento, venceremos la gran tormenta, ya lo verás. La vida es así, es un juego, un vaivén de aventuras y soledad, de amores y penas. Acariciado por la brisa vagabunda y el cálido sol de la tarde, no sé realmente dónde voy. El tiempo parece no transcurrir a bordo del Nómade, sin embargo, ahora, en el ocaso de mi vida creo que ha llegado el momento de izar velas y zarpar, zarpar para siempre hacia nuevos horizontes. Mañana, partiré para no regresar jamás. Con las velas al viento emprenderé rumbo hacia un lejano y maravilloso país, más allá del horizonte; lejos de aquí, lejos de la tristeza y la indiferencia, lejos de esta silla de ruedas y de este asilo donde fui abandonado hace ya tanto tiempo. Te encargo mi única posesión, mi pequeño barco, el Nómade, que orgulloso e infatigable circunnavega sus dominios al interior esta vieja botella.
quisiera..acompañarte en ese viaje......dejar todo atras solo soñar... me gusto tu escrito corto pero bueno... tienes mi voto..un besito chaussssssssss.........