El ojo compuesto de los insectos.

(Evolución o Creación. 46)

Los insectos son una clase de animales invertebrados del filo de los artrópodos, caracterizados por presentar un par de antenas, tres pares de patas y dos pares de alas que, no obstante, pueden reducirse o faltar. La ciencia que estudia los insectos se denomina ‘entomología’.

Los insectos comprenden el grupo de animales más diversos de la Tierra con aproximadamente un millón de especies descritas, más que todos los demás grupos de animales juntos, y con estimaciones de hasta 30 millones de especies no descritas, con lo que, potencialmente, representaría más del 90% de las formas de vida del planeta. Otros estudios más recientes rebajan la cifra de insectos por descubrir a entre 6 y 10 millones de especies. Los insectos pueden encontrase en casi todos los ambientes del planeta, aunque solo un pequeño número de especies se ha adaptado a la vida en los océanos.

La cabeza es la región anterior del cuerpo, en forma de capsula, que contiene los ojos, antenas y piezas bucales. La forma de la cabeza varía considerablemente entre los insectos para dar espacio a los órganos sensoriales a las piezas bucales. La parte externa endurecida o esclerozada de la cabeza se llama cráneo.

La mayoría de los insectos tienen un par de ojos compuestos relativamente grandes, localizados dorso-lateralmente en la cabeza y sobre este singular ojo compuesto vamos a considerarlo más detenidamente. La superficie de cada ojo compuesto está dividida en un cierto número de áreas circulares o hexagonales llamadas facetas u omatidios, cada faceta es una lente de una única unidad visual. En adición a los ojos compuestos, la mayoría de los insectos poseen tres ojos simples u ocelos localizados en la parte superior de la cabeza, entre los ojos compuestos.

“Una capa tras otra de estructuras perfectamente ordenadas”. Así describe el ojo compuesto de muchos insectos el profesor Luke Lee, de la Universidad de California.

Reflexione por un instante amigo lector: El ojo compuesto de algunos insectos, como el de la abeja y el de la libélula, está formado por un gran número de unidades visuales, cada una de las cuales apunta en una dirección. Las imágenes que recogen estos lentes por separado se combinan para crear una amplia visión en forma de mosaico que resulta extraordinaria a la hora de percibir movimientos.

Los investigadores están tratando de imitar el ojo compuesto de los insectos a fin de fabricar detectores de movimientos de alta velocidad y cámara multidireccionales ultradelgadas, que podrían tener un buen número de aplicaciones. En el campo de la medicina, por ejemplo, podría usarse para examinar el estómago. El paciente se tragaría la “microcámara” que recogería imágenes valiéndose de su ojo compuesto y la enviaría mediante ondas. 

Un equipo de bioingenieros ya a inventado un ojo compuesto artificial con más de 8,500 lentes que caben en la cabeza de un alfiler. No obstante, esta tecnología palidece ante el ojo compuesto del mundo de los insectos. La libélula, por ejemplo, posee unas 30,000 unidades visuales en cada ojo.

¿Qué puede usted llegar a pensar ante este ojo compuesto de los insectos?. ¿Surgió esta maravilla óptica, el ojo compuesto de los insectos, por evolución o por creación?. ¿Que usted cree, llegó a existir por casualidad o fue fruto de un diseño inteligente?. La Biblia en Apocalipsis capítulo 4, versículo 11, nos declara: “Jehová nuestro Dios, tú mereces recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas y por tu voluntad llegaron a existir y fueron creadas”.