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El otro lado

~~Estaba convencido de que el otro lado era mejor y desde que lo pensaba cruzar hasta allá se había convertido en una obsesión enfermiza para Cola Rapada.
 Sin embargo existía un gran problema: la carretera que se interponía era como un río torrentoso descendiendo hacia un océano lejano arrastrando en sus aguas de asfalto una hilera interminable de criaturas metálicas siempre apresuradas y furiosas. Cruzar ese río era en verdad una idea extremadamente peligrosa.
 Imaginaba el otro lado como un mundo maravilloso con enormes tarros de basura llenos de deliciosa comida para rebuscar, un mundo de campos extensos sembrados de arboles donde marcar territorios.  Eso explicaba el por qué ningún perro del otro lado hacia siquiera el intento de dejar ese lugar.
 Mientras miraba intentaba comprender cómo fue que quedó de este otro lado de la vida pero sus recuerdos se estrellaban con la frontera de lo cotidiano. A veces se resignaba pensando que quizás no era del todo malo estar ahí pero  luego de un tiempo la idea de cruzar lo volvía a atormentar.
 Sin mas, Cola Rapada cerró sus ojos y se abalanzó a la carretera. Corrió tan fuerte  como nunca jamas había imaginado que podía correr. Sentía los autos que pasaban cerca de él, escuchaba sus bocinas infernales y el sonido agudo de los neumáticos chirriando en el pavimento. Y de pronto estaba en el otro lado.
 No podía creerlo. Muchos de sus compañeros habían muerto atropellados en el intento y él estaba ahí.
 Pero algo no tenía sentido....ahora  el otro lado era el otro.
 Se veía mejor de lo que recordaba y antes de siquiera conocer o buscar esos tarros de basura que soñó estaba pensando en la irresistible necesidad de volver a cruzar para el otro  lado.
 Mientras Junio corría apresurado empujado por el viento frío del invierno y la carrera sin fin de los automóviles,  Cola Rapada miraba nostálgico la otra orilla, esa de las calles conocidas y la de los aromas cotidianos que podía recordar.
 Entonces nuevamente cerró sus ojos...

 

 


 

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