Estaba totalmente escondido tras montañas de basura cuando una hermosa ave de color azul oscuro se posó muy cerca del lugar en donde me escondía... De pronto, empezó a cantar, era hermoso ver su garganta elevarse hacia el cielo y lanzar como un dragoncito largos fuegos transparentes de belleza y melodioso sonido. Me enamoré de su canto y, como un resucitado salí del pozo de trapos en que me hallaba, acercándome lo más que podía... Y cuando estuve a unos pasos, calló, me miró de lado y abriendo sus largas alitas azules y blancas como la nieve empezó a volar hasta llegar a un lugar en donde no la pudieran tocar. Me encaminé hacia ella y cuando estuve bajo el inmenso árbol en que se hallaba le clamé que cantara su hermosa canción... Me miró nuevamente de lado, y con total indiferencia, tal como una mujer, se fue a otro árbol mas grande y más lejos.
Y así la pasé durante toda la mañana hasta llegar a un abismo negro como la noche. Ella se detuvo en el filo del abismo, y como despidiéndose de mi, empezó a cantar la mas bella melodía que nunca antes había escuchado. Cerré los ojos ante tanto éxtasis y en mi abismo interior, anhelé ser como ella, un ser que expresara belleza, y expresarla a todo el universo con total libertad...
Cuando abrí los ojos, el pájaro azul estaba frente de mí...
- Sígueme - me dijo
- Pero... yo... no tengo alas...
- Sígueme - volvió a decir y, sin esperar a que yo respondiera se lanzó al vacío, volando en forma caprichosa, cantando en su vuelo, haciendo que todos los seres cerca de ella y el negro abismo cobraran belleza y encanto...
No pude resistirme más y me lancé al abismo, y caí, caí, caí... Era tan profundo el hoyo que llegó un punto en mi caída en que todo se hizo más y más negro que la misma noche, y mientras continuaba mi caída volví a escucharla decir que la siguiera... Abrí mis brazos y piernas tratando de volar, y vi que mis dos extremidades se salían de mi ser como si fuera un pedazo de ropa, luego, vi que mi cuerpo empezaba a desintegrarse como un árbol sacudido por el viento hasta quedarse sin hojas... y cuando vi que yo, ya no era nada, empecé a flotar como una pequeña pompa de jabón, y flote y floté hasta que la pompa reventó, saliendo una chispa, luego otra y otra hasta que me hice miles de chispas, y allí sentí que todo era armonioso, hasta la misma oscuridad se hizo como un bello y calmo océano, y me di cuenta que yo era como una estrella que viajaba de un lugar hacia otro iluminando todo lo que había a mi alrededor.. Mostrando belleza y más belleza, y todo, en total armonía... como el canto del pájaro azul...
San isidro, agosto del 2005