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El payaso de negro

El grupo de payasos Chispazo llegó al pueblo el día de la fiesta. Todos los niños estaban ilusionados. Era la primera vez que algo parecido a un circo llegaba a la zona. La función principal iba a ser por la tarde y apenas quedaban entradas. Cuando llegó la hora de que salieran los payasos al escenario todos los niños que se encontraban allí permanecían sin decir ni media nada esperando con ilusión lo que iba a suceder. 

De repente un brillo púrpura cubrió el escenario entero y un payaso vestido de azul cobalto con un sombrero de color oro empezó a hacer bromas mientras todos los niños se reían. A continuación otro de ellos salió con una bicicleta y empezó a caminar sobre ella de pie y a hacer movimientos como si volara. Todos los niños los miraban con la boca abierta. 

Más tarde otro payaso con un traje rosa salió a contar una historia sobre el país de las chispas donde llovían una vez al mes chispazos de oro que cumplían los deseos de los niños. Por último salió un payaso vestido de negro y todos los asistentes se quedaron callados. ¿Quién era ese payaso que daba tanto miedo? 

Los niños de la primera fila empezaron a llorar cuando vieron que se acercaba a la zona delantera del escenario. Muchos esperaron a ver si decía algo pero empezó a toser y cuando se sentó en el suelo muchos de los niños se levantaron y se fueron asustados. Los padres no querían que sus hijos pasaran miedo así que aceptaron que todos se fueran para casa y el circo quedó prácticamente desierto mientras el payaso de negro recogía el escenario. 

Al día siguiente todo el mundo hablaba de la anécdota del payaso de negro. 
Cuando los niños fueron al parque del pueblo a jugar como cualquier tarde se lo encontraron, para su sorpresa, sentado en un columpio. Nadie sabía qué hacer y una de las mamás fue hasta el columpio y le preguntó:

-Hola Payaso de negro. ¿Qué haces todavía en nuestro pueblo?
- Soy el payaso de la tristeza y tengo un secreto. No soy un payaso que haga reír a la gente. Mi misión es contar a todos los niños que cuando uno está triste lo que hace es vestirse por dentro de negro y como no está bien los demás se alejan de él tal y como vosotros lo habéis hecho conmigo. Para curar mi tristeza necesito que me ayudes.
- Claro, dime tan solo qué puedo hacer - contestó la mamá. 
- Necesito que consigas que todos los niños del pueblo se pongan alrededor mío para que pueda contarles mi historia. 

La mamá habló con el resto de los papás y todos accedieron a que sus hijos estuvieran alrededor del payaso de negro y descubrieran su secreto. Cuando el payaso acabó de contar su historia todos se despidieron de él con un gran aplauso y para sorpresa de los niños el payaso logró sonreír por primera vez en toda su vida.

Datos del Cuento
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